La Orquesta Sinfónica de Acordeones ofrece su Concierto de Primavera

QUÉ malgastado por el uso está el viejo refrán que nos recuerda las propiedades de la música para amansar a las fieras. Y, sin embargo, no pierde un ápice de verdad. Invocándole al dios de la metáfora (y dicho sea sin segundas y con humor, un quitapenas mayúsculo...), puede decirse que esa voz popular encaja en la historia que hoy vengo a contarles.

Como todos los años, la Orquesta Sinfónica de Acordeones de Bilbao, con Asier y Amagoia Loroño a la cabeza, ofreció su ya tradicional Concierto de Primavera, en la Sala BBK, sita en el número 19 de la Gran Vía de Bilbao. El recital, aderazado con vestidos de época, imaginación a raudales, buenas dosis de talento y una voluntad a prueba de bombas (todos vestidos como si fuera 1900; Iñaki Ormaetxe, ejercía de jefe de estación en esta ocasión y anunciaba a los asistentes que debían ir subiendo a su vagones, que el tren estaba a punto de partir...) , tuvo carácter solidario a favor de Ahida, la Asociación de Hiperactivos con déficit de atención de Bizkaia.

Durante el espectáculo, Amagoia apareció en escena del brazo de Joseba Solozabal y se escuchó el rumor de los acordeones con la banda sonora de la película El tren de las 3 y 10, de Marco Beltrani o la Marcha Bilbao, del legendario Josu Loroño.

A la cita con una tarde de emociones acudieron, entre otros, Begoña Garcia Ikaza,Fernando Matabuena, Maite Goienetxea, Amaia Camarero, Egoitz Astigarraga, Lorena Cartagena, Isabel Martínez, Idoia Loroño, Rafael Calviño, en nombre de la BBK; Amaia Galilea, Eugenio Galilea, Marina Marín, Idoia Onaindia, Ana G. Robles, Amaia Jometón, Javier García, Adela Hernández, Julián Idigoras, Ane Iturriaga, Izaskun Ballesteros, Eneritz Barrena, Amaia Gardoki, Camino García, Dario Lafuente, Onintza Goienetxe, Karmelo Arribalzaga, Nati Ortiz de Zarate, Marian López, presidenta de la Asociación Alegría y del Club de Leones; Maider Viteri, Pilar Bengoa y un buen número de asistentes a un festival donde se exprimió hasta la última gota de talento mientras el tren avanzaba y avanzaba hacia la estación término, llamada Esperanza.