Guerra contra los balonazos en Portugalete
Vecinos de Portugalete luchan desde hace trece años por sacar balones fuera de las calles Araba y Nafarroa Con más de 150 firmas de apoyo, se reunirán con el Ayuntamiento para pedir una solución
Portugalete - Las calles en las que viven se convirtieron en peatonales en 2001. Desde entonces, los vecinos de las vías jarrilleras Araba y Nafarroa comenzaron a notar las consecuencias de la ausencia de tráfico. La hostelería instaló terrazas y los más pequeños convirtieron el espacio libre en su particular parque de juegos. El resultado: ventanas rotas, puertas de portales rajadas, persianas abolladas, ruido hasta bien entrada la noche, balones encajados en los balcones y algún que otro accidente. Los vecinos y comerciantes de la zona han reunido más de 150 firmas para "recuperar la seguridad y tranquilidad que nos merecemos", aseguran. Los afectados se reunirán mañana con el Ayuntamiento.
Al peatonalizar las calles, los vecinos indican que el Consistorio instaló unos carteles en los que dejaba constancia de la prohibición de jugar con la pelota. "Pero no tenían el anagrama del Ayuntamiento y eso hacía que la gente no se tomara en serio la prohibición", explican Alfre Palacio, Pedro Jorge, Ángel Lezaola y Jon Cobos, promotores de esta lucha. El pasado año, acudieron al equipo de gobierno "con la esperanza de que se hiciera cumplir la prohibición", recuerdan. "El alcalde nos respondió que en unos días colocaría nuevas placas y vigilancia". Pasados tres meses, se colocaron unos carteles en los que hace un llamamiento "a la buena convivencia y pasan de prohibir a permitir la práctica del fútbol" con el mensaje "por favor evita balonazos molestos en paredes y fachadas".
Sorprendidos por este cambio, los vecinos volvieron a reunirse con el alcalde, Mikel Torres. "Él nos avisó de que el Ayuntamiento no puede prohibir, que pondrá vigilantes para concienciar a los chavales. Pero los municipales pasan por aquí y no les dicen nada", explica Cobos.
Denuncia Los balonazos de estas céntricas calles peatonales salen ahora a la luz después de la denuncia pública de los comerciantes de la plaza San Roque, que soportan la misma problemática. En las calles Araba y Nafarroa resumen así su situación. "Es tremendo". Cuando llegan las 18.00 horas, una vez acabado el horario lectivo, los niños comienzan a llegar a la zona. La parte más conflictiva se aglutina entre la entrada al mercado y la trasera del convento hospital de las Siervas de María. "Utilizan las persianas como porterías y todas están abolladas. Además, juegan a ver quién lanza más alto el balón teniendo como referencia el convento y no hay ningún balcón de los primeros pisos que no tenga un balón encajado", cuenta Pedro Jorge. "El ruido de los balonazos en las persianas es insoportable desde casa y, los viernes, pueden estar por aquí hasta las 11.00 o las 12.00", añade.
Las monjas residentes en el convento también padecen los juegos de quienes se congregan en la zona con el balón. "Aquí vienen a pasar sus últimos días y no es de recibo que estén escuchando insultos porque no les devuelven los balones que se cuelan al patio o que tengan que soportar balonazos en las paredes", añade Palacio.
Hasta el hospital Estos juegos también han provocado accidentes a residentes. "Un balonazo me tiró al suelo y me provocó un esguince de ligamentos de la rodilla que después terminó en trombo. Gracias a eso, ahora tengo que tomar Sintrón de por vida. Me pesa mucho no haber denunciado porque me descompongo cada vez que tengo que pasar por aquí", explica una vecina de 69 años que sufrió este accidente en noviembre.
Las calles Araba y Nafarroa cuentan con numerosos comercios que padecen los efectos de los balonazos. "Los pequeños no chutan fuerte pero los de 13 y 14 años...", cuenta una comerciante a la que han llegado a romper el escaparate. El objetivo es alejar los balonazos: "¿Para qué ha servido la inversión en parques y campos de fútbol si luego siempre están jugando aquí?", reflexionan.