La sala BBK de Gran Vía acoge el VIII Festival contra la censura-Zensura AT
De entre los cientos -qué digo cientos... ¡miles!- de pensamientos, alegatos, soflamas o discursos que se han pronunciado alrededor de la cintura, de entre tanta gente como se ha expresado a este respecto, creo que fue Benjamin Franklin el más certero. A él le corresponde una radiografía tan precisa como la que a continuación transcribo: "Los hombres son criaturas muy raras: la mitad censura lo que practica; la otra mitad practica lo que censura; el resto siempre dice y hace lo que debe". Qué ojo de águila, de lince, de halcón o de cualquiera que sea el animal con mejor vista del universo... ¡La clavó!
Al otro lado de la censura se abandera la libertad de expresión, un derecho del ser humano que durante siglos ha sido mancillado, pisoteado, escupido, violado o asesinado en algún lugar de la tierra. Un hombre no deja decir a otro lo que piensa porque le molesta. Así de sencillo se resume esa vieja batalla, tan antigua como la imprenta e incluso anterior, cuando el rey despellejaba vivo al bufón insolente.
Hay miles de historias que contar alrededor de este feo hábito y cada cual tiene su preferida. La mía es la de Larry Flynt, el gran proveedor de material pornográfico -incluyendo vídeos y revistas, siendo Hustler la más conocida...- de los Estados Unidos. Harto de que le censurasen, secuestrasen números de sus revistas y le tildasen de depravado, apartándole de un sinfín de círculos sociales, acabó por señalar: "Si el cuerpo humano es obsceno, quéjense con el fabricante, no conmigo".
Si elijo este ejemplo es por no ofender a quienes se han jugado la vida a lo largo de los siglos por decir lo que pensaban o por arrojar cubos de luz sobre las tinieblas del poder, el censor más asiduo. Y porque no hace falta amordazar ni tapar la boca para ejercer la censura. Basta con el vacío, con no darle aire a quien quiere contar.
Ayer se celebró en la Sala BBK de la Gran Vía la inauguración del VIII Festival contra la censura- Zentsura AT, con una exposición que lleva por título Humoristas gráficos por la libertad de prensa organizada en colaboración con Reporteros Sin Fronteras España y una conferencia que llevaba por título Música y Censura impartida por Loles Vázquez de Las Vulpes y Fermín Muguruza, con Roberto Mosso de moderador y abrochado por un miniconcierto vulpeño en el que se recordó aquella canción, Me gusta ser una zorra, ¿se acuerdan?, que tanto revuelo montó. Bien. Prestos a dar noticia de la puesta de largo, quien esto escribe se encontró con un buen puñado de respuestas muy liberales; expresiones tales como "¡qué cojones hace DEIA aquí!", "putos periodistas carroñeros" (sic) (????) o "como se me vea en una foto te denuncio". Todos ellos acudían a la presentación. Y, admitiendo y respetando, ¡solo faltaba!, su decisión de no colaborar, extrañaba el paso de más: las ganas de entorpecer o desahogarse, como si alzar la voz contra las prohibiciones fuese su propiedad.
Por todo ello quiero ensalzar la figura de Sandra Atienza, Patxi Ramos, Juan Carlos Agustín, Beatriz Inza, Koldo Orue, Izotz Orue, Begoña Fraile, Estefanía Pozo, Javier Aranguren, Begoña Mateos, Isabel Mendizabal, Aitor Manterola, Karmele Purroy, Asier Martínez, Cristina Etxebarria, Inés Ortuzar, Aimar Ortega y todos aquellos que, con educación, optaron por rehusar los focos. No tienen por qué exponerse ni colaborar, pero quisieron explicarse y merecen respeto. Incluso aunque no hubiesen dado explicaciones. Quienes no lo tienen (por lo menos de mi parte, que poco les importará...) son esos otros, los liberales de toda la vida que te cruzan la cara a hostias con sus palabras. Y aún ellos tienen derecho a hablar. Como yo lo he hecho.