Santurtzi
BILBO y Diego han visitado Santurtzi estas vacaciones. Con el único equipaje de sus más de 25 metros de largo, han recorrido la costa vizcaina durante el verano. Y ya es la segunda vez que viajan hasta la localidad marinera. Al menos es la segunda ocasión en la que se les ha visto por las cercanías. Bilbo y Diego son dos rorcuales comunes; dos ballenas que han sido la sorpresa de esta temporada para el programa de avistamiento de ballenas que ofrece el área de Turismo santur-tziarra. "Hemos descubierto que han vuelto a casa", anuncia Gorka Ocio, responsable del programa.
Bilbo fue vista por primera vez en las cercanías de Santurtzi el 12 de agosto de 2012. Un año después, concretamente el pasado 1 de septiembre, Ocio volvió a toparse con el mismo ejemplar en una de las salidas que realizan desde el puerto santurtziarra. ¿Cómo se reconoce a una ballena? La clave está en sus aletas dorsales, "son su huella de identidad", explica Ocio. Cada una de ellas es diferente, aunque hay muchas que se parecen, el tiempo va dejando sus propias marcas en las ballenas, que se traducen en diferentes muescas en sus aletas. Es su sello.
Desde que comenzaron a realizar los avistamientos en Santurtzi, Ocio ha estado fotografiando cada ejemplar de ballena con el que se topaban. De esta manera ha iniciado un programa de seguimiento que se basa en este archivo fotográfico, que crece en cada salida que realizan. El pasado año, por ejemplo, su objetivo capturó la imagen de 105 ballenas. En lo que va de temporada, ya ha sumado 40 nuevas fotos.
Son precisamente estas imágenes las que permiten al responsable del programa de avistamiento tener el conocimiento de qué ballenas se han dejado ver por las cercanías o, incluso, comprobar si cada año regresan los mismos ejemplares.
Imán en el verano
Y este año, por primera vez, ha comprobado que Santurtzi tiene imán para estos cetáceos. "Hemos podido recuperar dos ballenas, es decir, que este año hemos vuelto a ver a dos ejemplares que vimos el pasado año", explica Ocio. La primera es Bilbo, y la segunda, Diego, que fue vista por primera vez el 19 de agosto de 2012 y ha vuelto a ser fotografiada el pasado 23 de agosto; un ejemplar fácil de reconocer porque cuenta con una protuberancia en la aleta dorsal. "Esto es una buena noticia", asegura el responsable del programa. "Eso significa que se han salvado", subraya.
Así es. Se han salvado de la amenaza de la muerte. Durante el invierno lo más normal es que las ballenas viajen hasta Terranova, el Ártico o Estado Unidos. "Si tienen que cruzar Islandia se topan con aquellos que han decidido matar ballenas. El año pasado cayeron 180 rorcuales comunes en esas aguas", puntualiza Ocio. Por eso, ver de nuevo en Santurtzi a Bilbo y Diego es motivo de alegría. "Se han salvado", repite. "Están bien, están vivas", exclama con alegría mientras observa las imágenes de los dos ejemplares. "Han vuelto a casa".
Reconocer a las ballenas no es un trabajo fácil. Pero para Ocio, es pan comido. Apasionado de su trabajo, repasa las imágenes que toma de las ballenas una y otra vez. Confiesa que antes de partir en cada salida repasa el álbum de fotos de los cetáceos. "Tengo el fichero en la cabeza", asegura. Una vez encendido el motor del barco Circe, en el que surcan la mar hasta recorrer más de 50 millas -alrededor de 90 kilómetros de distancia mar adentro-, Ocio no aparta la vista del mar. Siempre con la cámara en la mano, para seguir manteniendo un control de todo lo que se acontece mar adentro. "Es un trabajo muy gratificante", reconoce. Y más aún cuando se pueden saludar de nuevo a viejos amigos como Bilbo y Diego.
Con nombre propio
Ambas ballenas fueron bautizadas con los nombres de los primeros pasajeros que las vieron. En cada salida que realiza el programa de avistamiento de ballenas de Santurtzi, se concede ese honor. "Siempre les ponemos el nombre de la primera personas que las ve", cuenta Ocio. Bilbo fue descubierta hace un año por Jabier Bilbao "pero como todos le llaman Bilbo acabamos poniéndole ese nombre, como el hobbit de El Señor de los anillos". Un pasajero llamado Diego fue la inspiración para bautizar al segundo ejemplar de Rorcual común recuperado este año. Pero hay una ballena más con nombre de propio, Uto, aunque esta solo ha sido vista una vez.
El programa santurtziarra lleva funcionando ya tres años. En cambio, no es tiempo suficiente para poder llegar a conclusiones acerca de los movimientos de las ballenas. "Es poco tiempo. No tenemos un historial para saber con exactitud por dónde se mueven, si están aquí todo el año o viajan, que sería lo más lógico", analiza Ocio. Eso sí, la media de ballenas que se observan al año desde estas excursiones es "francamente bueno".
Lo que sí tiene muy claro Ocio es que si hay ballenas en Santurtzi es "además de porque somos de Bilbao, porque hay comida". "Siempre que haya peces, habrá delfines. Y si hay krill, habrá ballenas", aclara. Las salidas, que se realizan durante los meses de verano y hasta octubre, han permitido que los responsables de la iniciativa puedan detectar, además, diferentes periodos. Por ejemplo, durante el mes de julio el golfo de Bizkaia "se convierte en una inmensa paridera". Los delfines se acercan hasta la zona para parir y desde a bordo, durante los avistamientos "se pueden ver muchas crías, que tienen cara de bebe y todo", apunta Ocio.
Bilbo y Diego continuarán su viaje "porque en el mar no hay fronteras", pero en Santurtzi ya se han quedado grabadas sus imágenes. El próximo año, los ojos de Ocio volverán a clavarse en la mar en busca de esas dos aletas tan características y alguna más.