Bilbao. Los guías turísticos de Bilbao están hartos del intrusismo en su profesión. La Comunidad Autónoma Vasca en general, y Bilbao en particular, no dispone de una legislación concreta respecto al trabajo de estos profesionales, aunque esta situación cambiará próximamente. Tras muchos años atrayendo a visitantes de todo el mundo, la CAV dispondrá de una legislación concreta que regule la actividad de guía de turismo.
"El hecho de que haya gente que cree tener capacidad para hacer de guía afecta a nuestra profesión", puntualiza Zorione Zubizarreta, guía de la villa desde hace casi diez años y galardonada con el distintivo de compromiso de calidad turístico, otorgado por el Sistema Integral de Calidad Turística en Destinos. Zorione pertenece a Apite, la Asociación Profesional de Guías Turísticos de Euskadi. Esta agrupación está formada por varios guías con más de diez años de experiencia, y a su vez, forma parte de la Confederación Española de Federaciones y Asociaciones Profesionales de Guías de Turismo. "Buscamos que se legalice la situación para evitar el intrusismo", comenta Iratxe Muñoz, compañera de Zorione en Apite. El Gobierno vasco reconoce que en la actualidad existe un vacío legal que, en este sentido, favorece la intromisión de otros profesionales en la labor de guía turístico, sin ningún tipo de penalización, como sucede en otras ciudades en las que este tipo de intromisión se castiga con multas económicas.
De esta manera es difícil distinguir el guía oficial del que no lo es y cualquier persona puede ejercer de guía a pesar de no tener los estudios específicos del tema, incluso se conocen casos de taxistas que, tras recoger a los turistas, ejercen esta función. Sin embargo, en estos momentos, el Ejecutivo de Gasteiz está trabajando para aprobar un decreto que regule la labor de los guías y que se unirá a las novedades legislativas que está llevando acabo en el sector turístico durante los últimos meses.
El nivel de la información es una de las diferencias más notorias. Los guías oficiales tienen una preparación académica concreta. Principalmente son licenciados en Bellas Artes, Historia o Turismo, y tienen conocimiento de varios idiomas, mientras que los no oficiales tienen una información más limitada, aunque también tienen conocimiento de idiomas.
"No existe aún una normativa reguladora de los guías", señala Mercedes Rodríguez, directora de Bilbao Turismo. Por otra parte, la normativa de libre servicio de la Unión Europea, llamada directiva Bolkestein dice, según Rodríguez, que "tampoco se puede proteger demasiado este sector". "Por ello, desde Bilbao Turismo nos cercioramos de que los guías con los que trabajamos tienen experiencia y que sean oficiales de nuestra ciudad, es decir de las agencias receptivas y de Apite. Queremos que la gente huya de esos guías que, supuestamente, les están ofreciendo algo gratuito, porque no tendrán calidad. Tenemos que enseñar nuestra ciudad de manera profesional", explica Rodríguez.
Guías "Cualquiera puede ir al aeropuerto, captar turistas y contarles algo sobre la ciudad, pero la información es de mayor calidad en el caso de los guías turísticos con experiencia", explica Zubizarreta. Otro de los principales problemas es que los guías oficiales pagan el impuesto de autónomos, mientras que los no oficiales, no.
Los guías no oficiales ofrecen una información diferente, contando anécdotas sobre la ciudad, en vez de una información más rica en datos históricos. Son lugareños que ejercen de cicerone en sus ciudades y aceptan donativos al final de la ruta, aunque no son obligatorios. En muchos casos son personas individuales, pero también se conoce la comunidad Greeter, establecida a nivel mundial. En Bilbao hay medio centenar de greeters, y también muchas personas que enseñan la ciudad desde el punto de vista del ciudadano. "Yo no digo que sea guía oficial. Cuando la gente viene, sabe que le voy a ofrecer un servicio diferente, dinámico y que no busco lucrarme", puntúa Irati, una guía no oficial.
Irati Díaz de Tuesta es una de estas personas que enseña Bilbao sin una titulación oficial de guía. El nuevo decreto le afectará a ella y a otros muchos. Su actividad quedará restringida especialmente en Bilbao, que el pasado año recibió a 734.215 visitantes. Muchos de ellos ansiosos por conocer la villa a fondo y tener un buen recuerdo de ella.