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"Ahora se pasea con mucha seguridad"

La transformación de la carretera de El Regato en vía urbana aumenta el número de visitantes al barrio baracaldés Con el nuevo espacio de ocio ha quedado minimizada la peligrosidad del tramo

"Ahora se pasea con mucha seguridad"David de Haro

Barakaldo. Todas las mañanas, sea invierno o verano, Fausto Galarraga camina desde Barakaldo hasta El Regato. Ida y vuelta. Sale de casa a hacia las nueve y media y no regresa hasta la hora de comer. Lleva años realizando el mismo recorrido, a la orilla del pantano de Gorostiza. Pero ahora camina más tranquilo, "más seguro", puntualiza. La transformación de la carretera de El Regato en una vía urbana ha dejado satisfechos a sus usuarios, llegados desde todos los puntos de la localidad fabril y hasta de fuera. "Mejor que antes ya está", cuenta Fausto mientras descansa en uno de los bancos juntos al polideportivo de Gorostiza. "Al menos ahora se pasea con mucha seguridad".

Quienes son habituales de la zona recuerdan las condiciones en las que se acercaban a pie hasta El Regato. La carretera, con dos sentidos de circulación, no dejaba espacio para los peatones que se las apañaban caminando por el arcén. "Era muy peligroso, había que andarse con cuidado porque además venían coches muy rápido", recuerda Fausto. El colegio que se encuentra en las inmediaciones provocaba, además, que se concentrara un gran volumen de autobuses y coches "que hacía que no pudieses pasar", asegura. Este vecino de Barakaldo "de toda la vida" también suele recorrer por el camino alternativo que ofrece el embalse, justo en la orilla opuesta a la reforma, "pero es un camino mucho más frío", subraya. La carretera ahora se ha ensanchado y ha dejado espacio para una acera que en algunos tramos llega a contar con hasta tres metros de ancho. "Ahora es una maravilla", cuenta Fausto observando el ir y venir de personas que, aprovechando el buen tiempo, lucen torso para ponerse morenos. "Es un camino muy utilizado tanto para pasear como para correr", cuenta Patxi Arrese, vecino de Castro Urdiales, al salir del polideportivo. Antiguo estudiante de un centro escolar en El Regato, Patxi conserva allí su cuadrilla a quienes visita a menudo. "Se ve mucho movimiento, sobre todo de personas mayores, que tienen más tiempo libre", explica observando la zona "muy cambiada". "Sobre todo esta zona del puente de Bengolea, que era muy peligrosa con los autobuses y los coches en horario escolar. Ha quedado muy bien", afirma.

Cuatro kilómetros de acera El paseo cuenta con más de cuatro kilómetros de acera de madera construida de forma volada sobre el pantano -la plataforma se sujeta en un pilar metálico- con barandillas protectores tanta para que los peatones no caigan al embalse como para que los coches no invaden el espacio peatonal. A medio camino, se ha creado una zona de descanso que cuenta con máquinas de hacer gimnasia para personas mayores y varias mesas con bancos de madera en los que "muchas personas se traen la merienda y pasan la tarde jugando a las cartas", cuenta Aran-tza, otra vecina del municipio.

El trajín es constante. Personas corriendo se cruzan con paseantes con gorra y la camiseta sujeta en el bolsillo del pantalón. Así, durante todo el recorrido hasta El Regato. "Está estupendo. Ha quedado bastante bonito", describe Agurtzane Retuerto, vecina de Bilbao pero con una casa en el barrio baracaldés. "Es muy seguro tanto para los coches como para las personas", asegura su marido, José Miguel Campos, sentado junto a ella en la plaza de El Regato. "Antes, venías conduciendo por las noches e ibas con el miedo de no atropellar a alguien. No había iluminación y no se veía nada. Si venía alguien andado por el arcén no le veías", recuerda. Y es que la iluminación es otra de las novedades que acompañan a esta vía urbana por el pulmón verde de Barakaldo. "En estas condiciones se anima más gente a venir hasta el barrio", asegura la pareja, que lo único que no entiende de la reforma llevada a cabo por el Ayuntamiento de Barakaldo -cuyo coste ha sido de más de 6,5 millones de euros- es el cambio de limitación de velocidad de 50 a 30 kilometros por hora durante un tramo "puede que sea por el colegio pero no se entiende muy bien porque es en un tramo muy pequeño", apuntan.

Las calles de El Regato reciben ahora más visitas que nunca y eso redunda en la hostelería de la zona, en cuyas terrazas son habituales ya las makilas y las gorras. "Se nota mucho que viene más gente", cuenta Rosa María, responsable de la Sidrería San Roque. "Antes el movimiento no empezaba hasta las doce y media y ahora a las diez ya tenemos los primeros clientes", asegura viendo en este aumento "un poco de aire fresco tal y como está ahora la situación".