Más tranquilos que a primeros de mes, cuando estrenaron, con redobles de campana de éxito su segunda colaboración (la primera se remonta a 2011, cuando pusieron en escena el espectáculo Magnifique...- en la tierra mágica del Versailles Festival que acoge el château del mismo nombre, la Orquesta Sinfónica de Euskadi (OSE) y Malandain Ballet Biarritz dejaron ayer huella en el Palacio Euskalduna. La comunión de estas dos fuerzas de la naturaleza artística se plasmó en una nueva mirada sobre un clásico: La Cenicienta (Cendrillon), una nueva creación de Thierry Malandain sobre el eterno cuento de Charles Perrault y la partitura homónima de Sergei Prokofiev. El patio de butacas se rompió en aplausos cuando la batuta del maestro Josep Caballé-Domenech, que debuta estos días junto a la OSE, firmó la rúbrica de un espectáculo que lleva camino de inmortalizarse desde aquel lejano estreno en el Teatro Bolshoi, con coreografía de Rostislav Zakharov que fue realizado por Yuri Fayer el 21 de noviembre de 1945. La mirada de Malandain rehúye del lado oscuro del cuento de Perrault y resalta toda su luminosidad, su brillo.
La gente acudió en masa a presenciar el trabajo de pasamanería, un ballet de luces y encajes. La inmensa mayoría desconocía que entre el cuerpo de baile de Biarritz resaltaba la presencia de Ione Miren Aguirre, descendiente del lehendakari José Antonio Aguirre, entre una nutrida nube de bailarinas que derramaron sobre el escenario fuerza y elegancia en proporciones equilibradas.
Al filo de las 20.00 horas, cuando las luces se apagaron, ya estaban en el teatro la diputada de Cultura, Josune Ariztondo; el director técnico de la Orquesta Sinfónica de Bilbao-Bilbao Orkestra Sinfonikoa, Borja Pujol, quien llegó acompañado por Valentina Granados, directora ejecutiva del Festival de Santander; el vicerrector del Campus de Bizkaia, Carmelo Garitaonaindia, Itxaso Elordui, Patxi Villanueva, Mari Carmen Etxebarria, Jon Paul Laka, director artístico de la ABAO; Patxi Corcuera, José Villacorta, Cristina Marañón, Javier Uriarte, José Ramón Corcóstegui, Txus Casado, director de la Asociación musical Amak; Esperanza Pardo, Didier Ortolland, cónsul francés en Bilbao; Irina Petrescu, José Luis Muñoz, Jon Intxaurraga, Carmen Olazagorta, María Ángeles Ortiz, Esther Domínguez, decana de la Facultad de Ciencia y Tecnología de la UPV/EHU; Cristina Mendiguren, Araceli Pascual, Pilar Gamboa, Iñigo Alberdi, director general de la OSE; Bakarne Lopategi, Fernanda Fuentes, Matxalen Epelde, Josune Mateo, Roberto Velasco, Víctor Gorrotxategi, María Carmen y Arantzazu Amasorrain, Jesús Urkizu, Rosa María Imaz, el músico Antonio Ligero, Itziar Guerediaga, Begoña Sarria, Julene Ayarza y así hasta completar un aforo de asistentes que cayeron rendidos ante los pies descalzos de la Cenicienta, momentos antes de que el zapato de cristal encajase donde debía.