Esta crónica debiera leerse con ilustraciones musicales, con la banda sonora de La guérison de Marianne, aquella canción que se popularizó en la Revolución Francesa. O con cualquier otra imagen de una mujer entregada a la resistencia. No en vano, las dos historias que aquí se cruzan tienen ese denominador común: dos mujeres en lucha por la supervivencia en las trincheras del arte. Ahora les cuento.
Comienza el cuento en el número 4 de Marqués del Puerto, donde se enclava la galería de arte Aritza desde hace cuarenta años. Allí asienta sus reales la galerista Sol Panera, una mujer que ha sido capaz de mantenerse en pie contra viento y marea, frente a las modas o a favor de corriente. Su pasión por el arte hizo que le nombrasen, hace ya algunos años, ilustre de Bilbao pero nada ha cambiado en su forma de ver la vida: rebeldía y pasión.
Ayer desempolvó cuarenta años de grabados en la galería. Aguafuertes, aguatintas, buriles, litografías, serigrafías, xilografías... Mil y una técnicas y otros tantos motivos, incluidos algunos carteles llamativos. Un de ellos, por ejemplo, decía Alhóndiga para el pueblo, otro anunciaba un homenaje a Picasso y otro más pertenecía al Musee International de la Resistence, evocando la figura de Salvador Allende. Eran tiempos de reivindicaciones sociales (otro cartel pide amnistía laboral en Sener), de mucho movimiento en la calle. Entre esos y otros muchos trabajos pasearon ayer José Ibarrola, Maite Viñas, Teresa Herreros, Eduardo Villarroel, Leire Aurrekoetxea o Juan Moreno Lombardero entre otros amantes del arte.
Poco después, otra mujer nacía al arte. Sonia Sánchez presentaba la primera exposición de su vida en el restaurante Larruz, donde trabaja. La pintora ha empapado los trece lienzos colgados con turbulencias de color. Es una catarsis. No en vano, usa el color como antídoto contra el dolor verdadero en recuerdo de su hermano José Javier Sánchez ("pon Javi", pide), muerto hace un par de semanas. "Todavía duele pero la exposición alivia. A él le gustaba lo que hacía", musita con voz entrecortada. La muestra es un homenaje al cine de los años treinta y en ella se ven cuadros de Chaplin, Buster Keaton, la cerdita Peggy, Fred Astaire y Ginger Rogers, los Hermanos Marx, William Powell y Myrna Lloyd entre otros. Todos ellos, insisto, bañados en óleos reconfortantes. Nada de lutos en este réquiem gentil y animoso. Conchi García Quero, madre de la artista, Aitor Sánchez, Juan Alonso, Nerea San Vicente, Jesús María Ramos, Begoña Tejada, Ricardo Catania, Galo García, Begoña Martínez, Juan Larrakoetxea, la doctora Isabel Gorriti, María Luisa Orue-Etxebarria, Blanca Hojas, Margarita G. Vicuña, Elena Jiménez, Rosa María y Mercedes Sánchez, Marisa Meabeansorena, Consolación Navarro, Malena Rivera, Marielvi Sánchez, Garbiñe de Lucio o Carlos Andrés García disfrutaron de una tarde entretenida, rodeados por el santoral laico de Sonia.