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"Debemos reprogramarnos, resetearnos para aprender a saber decir que no"

Isabel Santiago (Ermua, 1962) es coach, ejerce de compañera de camino para quienes quieren cambiar algún aspecto de su vida para mejorar en su día a día. En su último reto, tratará de enseñar a decir que no, una palabra, a priori, sencilla de decir, pero, en ocasiones, muy complicada de pronunciar

"Debemos reprogramarnos, resetearnos para aprender a saber decir que no"Foto: OSKAR M. Bernal

Bilbao. Isabel Santiago trabajaba en el sector de la publicidad hasta que hace tres años, tras hacer los estudios de coaching con ICF, decidió dedicarse a esta disciplina profesionalmente para ayudar a los demás a superar sus problemas. Su último proyecto es un curso para aprender a decir no, unos talleres que comenzarán este lunes y que se celebrarán los lunes en Bilbao, los martes en Ermua y los jueves en Durango de 09.30 a 11.30 horas en todos los casos. A lo largo de estas sesiones, la coach intentará que se marque un punto de inflexión en las perspectivas de los participantes a la hora de encarar las decisiones a tomar. Un reseteo que sirva para que vivan mejor y más acordes a sus propias decisiones.

¿Cómo surgió la idea de hacer un curso de este tipo?

Cuando empecé en el mundo del coaching y vi las temáticas en las que se podía trabajar, contacté con una consultora de Igualdad de Bilbao y me dijeron que para trabajar con ellas, lo ideal era que hiciese cursos desde ese punto de vista. A raíz de esto, consulté manuales y uno de ellos decía cómo las mujeres debían decir que no. Allí comenzó todo y he desarrollado el curso en base a esas ideas.

¿Qué hay que hacer para aprender a decir no?

Para aprender a decir no hay que saber establecer peticiones claras y concretas, saber decirlas y recibirlas... Todo eso ha de estar de acuerdo con lo que quieres o no quieres hacer. Mi propuesta es pensar para qué dices sí o no, qué es lo que tú pretendes lograr diciendo que sí. Esto se plantea así porque todo lo hacemos para algo, por eso, la cuestión es saber para qué estás haciendo algo. Por eso, los coach buscamos las creencias y los límites que te impiden hacer lo que quieres.

¿Cuántas sesiones componen el curso?

En total son ocho sesiones de dos horas cada una, por lo que el curso se compone de 16 horas. Con este tiempo se puede conseguir que la gente conozca la mecánica y saber dónde quiere estar, qué quiere conseguir y hacer un plan de acción para lograrlo. En este tiempo se empiezan a trabajar estos conceptos, pero al final hay muchas variables que influyen como el número de personas que conforman el grupo.

¿Cuál es el número ideal?

Para mí el número ideal son 15 personas, con más ya no se trabaja igual porque hay quien participa menos o no participa y lo que buscamos es que todos tomen parte de las sesiones. En estos grupos se retroalimentan con sus experiencias y se dan un empujoncito para lograr sus objetivos. Nosotros al trabajar con la metodología PNL, se necesita contar menos cosas, ya que trabajamos con el inconsciente y ahí la gente saca muchas conclusiones.

¿Qué es PNL?

Es Programación Neurolingüística. Este modelo lo que dice es que estamos programados por nuestro entorno, lo que vivimos... Eso hace que hablemos y nos comportemos de una determinada manera. Por eso, lo que tenemos que hacer y lo que nos ofrece este modelo es reprogramarnos, debemos resetear para saber decir que no. Ver qué cosas te impiden avanzar en la interpretación del pasado para permitir que cambiemos el futuro.

Imagino que a usted también le habrán servido para su vida estos conocimientos.

Sí, me han venido muy bien, he aprendido mucho. Yo antes era una persona a la que le costaba mucho decir que no y me cargaba de responsabilidades en el trabajo etc... Mi propio proceso de aprendizaje me ha servido para cambiar. Empecé por mí misma este camino de establecer tus propios límites y prioridades y buscarte a ti misma.

¿Se vive mejor sabiendo decir no?

Sabiendo decir que no estás eligiendo tú mismo. De ahí, independientemente de lo que elijas, debes aceptar tu posición. Muchas veces no es dar una respuesta u otra, sino cómo vives con esas elecciones.

¿Detrás de un sí que pretende ser una respuesta negativa hay miedo y temor?

Evidentemente. Hay miedo al qué dirá la otra persona, a perderla, a que se enfade... Por eso, hay que establecer si la prioridad está en nuestro bienestar o en el de los demás. Las personas debemos aprender que se dice que sí o que no a la petición, no a la persona. Cuando se rechaza hacer algo, no se rechaza a la persona, sino a la acción.

Muchas veces un rechazo lo sentimos como una agresión más que como una negativa.

Sí, porque lo llevamos todo a nosotros mismos, cuando nos dicen no, cometemos el error de tomarlo como algo personal. Eso hace también que muchas veces actuemos para no herir a las personas, que no se enfaden... Es un círculo vicioso.

¿Hay unos rasgos característicos dentro de las personas que tienen problemas para decir que no?

Al final hay personas de todo tipo. Una madre que quiere proteger a sus hijos, un alto ejecutivo que tiene mucha responsabilidad y que no dice que no por lo que puede conllevar. Independientemente de la persona, son muchas las creencias y factores que confluyen a la hora de dar una respuesta u otra. En situaciones como ésta cuestiones como la autoexigencia o el exceso de responsabilidad también tienen parte importante para decantarse por una decisión u otra. El perfil puede ser el de una persona que no quiere defraudar a los demás. Es muy importante saber delegar en los demás y confiar en quienes nos rodean.

¿Les cuesta más a hombre o mujeres?

En el ámbito laboral, por ejemplo, es el aspecto en el que afecta casi por igual a mujeres y a hombres. Tenemos la presión de qué va a pasar si no hacemos lo que nos piden. En muchas ocasiones no tenemos conversaciones que se han de tener para aclarar las cosas.