Quién lo diría! Uno tiene la osadía de titular así, El placer de ir a la oficina, y no le salen erupciones, cuernos ni escamas. Tampoco se me alborota el pelo como a los locos -no sé por qué la iconografía del loco lo representa siempre, o casi, con el cabello enmarañado, como cama a medio hacer...-, ni me entran tics o convulsiones nerviosos. Se puede, vaya si se puede.
Claro que en la trastienda está oculta la trampa del mago. La oficina no es una cualquiera, sino el histórico local de ese mismo nombre situado en la plaza Juan J. Mendizabal, de Santurtzi, un clásico entre los habitantes del municipio. Se han hecho con él Erkaitz Elkoroiribe y Carlos Toro (su nombre se asocia a otro local de renombre en Santurtzi, el restaurante italiano Vía Veneto...) , dos hosteleros de largo recorrido en Santurtzi. A este último le llama Txutxi y, siendo conscientes ambos de que era difícil la lucha contra un nombre de poso como La Oficina, han tirado por la calle del medio: La Oficina de Txutxi y sanseacabó.
El local es un mundo, donde la coctelería, los desayunos y un café que zumba el mango tratarán de mantener el pabellón bien alto. Una terraza abierta con diez mesas; otras nueve mesas de pie y cuarenta comensales en comedor interior del local forman el armazón del local, que ayer abrió sus puertas con un jugoso violinista de Jabugo, Carlos Rodríguez, tocando lo que parecía un Stradivarius porcino. Entretanto, María Mayora se deshacía en explicaciones. No por nada, es finalista del Caorunn Storytellers Global Cocktail Challenge 2012. Solo cuatro barmans llegaron hasta ese templo. Y entre ellos, María, santurtziarra, plantó cara al escocés Iain Griffiths, vencedor final. Lo hizo con dos cócteles: Beltane (whisky sauce, la ginebra Caorunn, licor de flor de sauce, licor de plátano verde, limonada de rosas y ginger ale) y Bonni Passion. El primero se sirve en el local, junto al Daly (diamante de vodka, citadelle, manzana y flor de sauce), el Ava Gardner, el omnipresente gin-tonic, y los clásicos mojitos, piñas coladas o caipirinhas. Para redondear su suculento y refrescante currículo, María Mayora es campeona nacional de tiraje de cerveza. El local abrirá, entre semana, con un horario más amplio que el de los despachos al uso: de 7,30 horas de la mañana a la hora bruja de la medianoche. Cuentan que el fin de semana habrá nécoras y percebes, para los caprichosos.
En esta atmósfera se movieron los presentes, desde Fran Yeste y Óscar de Marcos (acudió con su hermana, Verónica), pasado y presente del Athletic, hasta María Baqué, pasando por Esther Eguren, Javier Olabarria, Miren Hernández, Ainhoa Zulueta, Roberto del Fresno, Isaac Landabaso, Jesús Sebastián, del Panko y La chuleta sin espinas; Alaitz Morcillo, Vanesa Pérez, Koldo Santiso, Eli Aranzamendi, Garikoitz Soto-Gil, Lorea Gorostiza, Roberto González, Imanol Gayo, Fede y Gema Martín, Pilar Pérez, Peio Castilla, Nagore Urra, Josu Sádaba, Gontzal Santander, Carlos Ortega, Ana Isabel Hurtado, Ángel Garitano Ondarru, María Aldazabal, Félix Azpitarte, Sebastián Pérez, Javier Arkotxa, Santos Núñez, Mónica Villanueva, Aritza Betolaza, Sofía Vázquez, Aitor y Sandra Eskurza, Iván Pérez, Sokoa González, Nortza García, Leire Martín, Agurtzane Latorre, Silvia Romero, Alfonso y Pedro Montoya, Sergio Arredondo, Begoña Latorre, Andoni Mendibelzua, Juan Carlos Martínez. María Jesús Bengoa, Itziar Muñoz y una legión de invitados que no desaprovecharon la ocasión de observar la extraordinaria transformación del local, una puesta al día en materia de los gustos del siglo XXI.