Creo recordar que fue Edgar Degas, aquel pintor que expresó su visión particular sobre el mundo del ballet, capturando escenas sutiles y bellas en obras al pastel, quien dijo aquello de que el diseño no es lo que ves, sino lo que debes hacer que otras personas vean. Atentos a esa realidad, el Basque Fest, un festival sobre la realidad de la Semana Santa en Bilbao, donde la vida late en plenitud, se desplegó ayer tarde en el mercado de La Ribera de la villa, donde una secuencia de firmas muestran, desde ayer, una alternativa turística y cultural sobre la oferta de la villa en estas fechas donde la inmensa mayoría de las ciudades cuelgan de sus muros ese cartel que dice Cerrado por vacaciones.
Hubo un tiempo en que Bilbao se convertía en un personaje de la Marvel por estas fechas: era la ciudad invisible. En el presente año, esta sensación desaparece de las calles y se muestra una villa musculada y poderosa, una ciudad de carne y hueso que se exhibe en todo su esplendor. Ayer, insisto, se mostró en todo su esplendor la edición cero de Basque Fest como un alarde de la imagen de la villa que llamó la atención de quienes vivieron, de primera mano, el despegue de una idea que se cimienta en los pilares de una propuesta única y válida para dinamizar la ciudad, para atraer el llamado mercado de proximidad y potenciar el auge del turismo cultural.
De todo ello, digo, hubo ayer noticia en La Ribera. La concejal Marta Ajuria fue la encargada de dar el banderazo de salida a una exposición donde la promoción de la creatividad al servicio de la empresa y el reconocimiento de la cultura como elemento de singularidad, diferenciación y prestigio tiene su peso. Además de esta mujer, encargada de darle rienda suelta a la manivela, acudieron a la cita José Luis Sabas, Itziar Urtasun, quien ya se encuentra en la cuenta atrás de su recuperación; Mercedes Rodríguez, en nombre del BIT, el Cabo Cañaveral del despegue de Bilbao en estas fechas; Borja Rodrigo, Nora Sarasola, Arrate Urigüen, Sabin Anuzita, Ibone Bengoetxea, interesada en todo cuanto se expuso en el espacio reservado para la proyección de un Bilbao de Pascua y de película; Emilio Puertas, Julián Etxebarria, Jorge Moreno, Unai Aizpuru, en nombre de Bilbao Historiko; Juan Carlos Mendizabal, Jon Aldeiturriaga, Arantza San Andrés, Marino Montero, Elena Marsal; los fotógrafos Mikel Alonso y Ander Soriano, dos de los quince expositores gráficos; Ángel Gago, Eva Salcedo Pérez de Óbanos; el gerente de Bilbao Centro, Jorge Aio, junto a su hija Izaro; Olga Zulueta, Agustín Atxa, Sergio de las Heras, Txema Ortuzar, Maite Cobo, de la firma Vas hecha un cuadro; Alicia Rueda, Juan Ruiz, Garbiñe Urdampilleta, Mónica Labandero y un sinfín de nombres propios que se sumaron a esta procesión de ilusiones, expuesta en un lugar singular como el ala este del mercado de La Ribera, un espacio ganado por un par de docenas de comercios para exponer su trabajo a cada visitante que se acerca a la que un día fue la ciudad invisible.