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Sacar a escena el mal clandestino

Sacar a escena el mal clandestinofoto: josé mari martínez

Durante cuánto tiempo ha sido un mal oculto, clandestino, escondido tras los muros de una apariencia de pareja, de familia feliz? No hay registro que lo controle, cuentarrevoluciones que lleve el recuento de cada abuso, de cada golpe violento -físico o verbal, tanto da...- del que se alimentan esos amores perros (perdón por mezclar el cariño en tan turbios sentimientos...) que nunca debieran haber nacido.

Les hablo, ya habrán supuesto, de la violencia machista, esa misma que ayer denunciaron en el Centro Municipal de Begoña, los integrantes de Doos Colectivo. Mírame cuando te hablo es un puñetazo en la boca del estómago, un empujón brutal y casi homicida a quienes practican la violencia machista. Sobre el escenario Elena Sáenz y Daniel Arranz entablan una batalla singular, mediante la danza contemporánea. Antes, una sucesión de imágenes y textos ya habían lanzado la denuncia, cursada con datos reales, por la vía de una performance singular. Eva Guerrero y Jemina Cano, en las trastienda, habían colaborado en la elaboración de esta pancarta de denuncia.

La obra encontró su espacio en el Bilboko Zirkuitua, una caravana de espectáculos que ayer se posó, ya he dicho, en el Centro Municipal de Begoña. Ana Pérez ejercía de anfitriona, controlando el caudal de asistentes a una obra de marcado acento social. Ella vio pasar al técnico de iluminación Kepa Aretxaga y a la soprano Miren de Miguel, que pisará ese mismo escenario el 18 de abril. Junto a ellos, presenciaron la actuación denuncia gente como Isabel Ortega, Mari Carmen Orbegozo, Isabel Camiruaga, Asun Aretxabaleta, Carmen Martínez, Mónica Campos, Ainhoa Zudaire, Cristina Palacios, Ana Plágaro, Coral Manzanos, Yolanda Martínez, Begoña Quintana, Josefina Fernández, María Natividad Orrantia, Olga Sarriugarte, María Jesús Palazuelos, quien confesaba, sotto voce, que su hija fue víctima de un desalmado hace ya unos años; Almudena Garay, Paula de las Heras, Amagoia Beltrán, Conchita Uribe, Jon Agirre y un puñadito más de asistentes, en franca mayoría femenina, que sintieron como propios los sufrimientos y dolores de la legión de maltratadas.