Es una costumbre tan arraigada en Bilbao como los mediodías navideños en el Casco Viejo o en García Rivero, la llegada de Olentzero, las angulas (¡vale!, ¡vale!, admito que esa costumbre pertenece al pasado siglo), o los décimos de lotería compartidos que jamás tocan. Les hablo de la felicitación navideña de Julio Alegría, que año tras año aprieta el botón on de su imaginación y se disfraza para darle un aire cachazudo y cachondón a su christmas. La postal, cual pinocho, cobra vida en Telesforo Aranzadi, y Julio aparece en escena ataviado con el disfraz correspondiente, canapés y txakoli para celebrar, a pie de calle, estos días.

La última ocurrencia ha rescatado del baúl de los cómics un personaje singular: Julius Super Bilbo Smith, un personaje insólito que, al grito de "¡dejad de tocar las bolas!", ahuyenta a las nubes negras de 2013 (Angela Merkel, Standard & Poor's, el Fondo Monetario Internacional y otros demonios) con un tirachinas. Es curioso: para encontrar uno clásico, de madera y con una goma elástica, sin otras parafernalias, tuvo que recurrir a internet como si fuese una máquina del tiempo. "Hoy venden algunos que parecen máquinas de guerra, sofisticados y con mil artefactos..."

De tal guisa apareció en la calle, donde le saludaron y brindaron a su lado Gabino Martínez Arenaza, Beatriz Marcos, y su hija, Paula Ezcurra; el diseñador Óscar del Hoyo, Ander de Aranbalza, Ana Isabel Aristondo, Luis Ignacio Sola, Emilio Terán; la propia familia de Julio, ya acostumbrada a estos desvaríos, y compuesta por Mariapi Alza y las hijas de ambos, Carla y Alejandra Alegría; José Luis Martínez, Cornelia Negueruela, Ignacio Olazabal, José María Bengoa, Txema Ortiz, Alicia Mendiguren, Javier Barroeta, Isabel Arkotxa, María Ángeles Ortuzar y un sinfín de fieles que acostumbran a acercarse a este irreverente belén a la bilbaina, donde Julio ejerció, una vez más, de pararrayos contra los negros nubarrones que se avecinan. No por nada, él es un vendedor. Un vendedor de buen humor, en estos días. Todo un oficio.