Síguenos en redes sociales:

Marea de millones en Ondarroa

La venta de 25 series del 64084, tercer premio de la lotería de Navidad, deja 12,5 millones de eurosFueron distribuidos íntegramente por el grupo Memorial Egia-Iriondo y quedaron muy repartidos

Marea de millones en OndarroaFoto: p. viñas

Ondarroa. Ondarroa pescó ayer el único premio de entidad para Bizkaia del sorteo de Lotería de Navidad. Fue la localidad donde la suerte más presencia tuvo al venderse 25 series del tercer premio, el 64084, lo que supuso una lluvia de 12,5 millones de euros. En el resto del territorio, sendas administraciones de Bilbao y Derio, vendieron un décimo del Gordo cada una de ellas en formato ticket, lo que supuso 800.000 euros más. En total 13,3 millones para Bizkaia, que ha supuesto recuperar tan solo el 15% de los 87,82 millones de euros que jugábamos ayer los vizcainos.

La cara más alegre de la jornada se vivió en Ondarroa, donde los organizadores de la carrera atlética Memorial Egia-Iriondo vendieron 237 décimos del número de la suerte, repartiendo 11.850.000 euros entre sus vecinos. "Es el año que menos se ha vendido, por lo que tuvimos que devolver 13 décimos", lamentaban sus integrantes. Se da la circunstancia, además, de que la administración de lotería local devolvió otras 20 series del número de la suerte sin vender, y que hubieran supuesto otros 10 millones de euros en premios.

Aitor Arrizabalaga, responsable de la administración de la calle San Ignazio, explicó que la agrupación afortunada compraba cada año un número para venderlo en décimos, por lo que "el premio ha quedado muy repartido. Se vendía en una decena de bares y cada premiado tendrá uno o dos billetes, como mucho". Arrizabalaga se mostraba contento, pese a que él no disponía de ningún billete premiado. "Tengo asumido que en mi puesto de trabajo puedo repartir premios de este tipo y que no puedo comprar todos los números. Sería una ruina", sonreía.

Atendiendo con amabilidad a la prensa, aunque huyendo de los flashes, explicó que muchos de los premiados habían acudido al puesto de venta nada más conocer la noticia para interesarse por la forma de cobro, pero "cuando han visto llegar las cámaras y los periodistas se han escapado", desveló.

De hecho, no era posible descubrir muestras destacadas de celebración en las estrechas calles de la villa pesquera, pero el tema acaparaba las conversaciones de todos los corrillos -mucha gente salió a la calle a celebrar la jornada de Santo Tomás- y resultaba sencillo dar con la referencia de algún premiado. Ondarroa cuenta con 9.000 habitantes y la amplia distribución de los billetes agraciados alcanzaba a todos los rincones. "Muchas veces estamos comprando décimos en Madrid, Burgos… y, mira por dónde, toca en la administración de debajo de casa", sonreía una vecina que no había resultado agraciada.

A las 12.12 El esperanzador y monótono soniquete de los niños de San Ildefonso alteró la actividad de la villa costera a las 12.12 del mediodía -del duodécimo mes de 2012, además-. En ese momento Lander Fernández y su cuadrilla, algunos de ellos integrantes del equipo organizador de la carrera atlética, se encontraban en los fogones del txoko Ondargain, situado justo frente a la administración de lotería, cuando el murmullo de la gente que se agolpaba frente a ella se coló por las ventanas de la sociedad gastronómica. "Ayer tuvimos una cena, con farra incluida, y se me ha pasado la resaca de golpe", recordó Lander, al saber que se embolsaba 50.000 euros. Pese a ello, siguió a lo suyo. "Me gusta cocinar y a mis amigos que lo haga yo. Ya tomaremos algo de champán", relataba, sin un ápice de euforia.

Uno de ellos, con dos décimos en su haber, desaparecía del lugar en busca de sosiego y anonimato, lejos de las cámaras que se colaban en su sede. "Lleva un tiempo en paro y este premio es para él un gran alivio", explicaba un amigo que por primera vez había dejado de adquirir una participación de la agrupación. Su sonrisa, sin embargo, reflejaba una sincera alegría. Esa misma alegría impregnaba ayer todas las calles de Ondarroa que veía cómo 12 del total de los únicamente 16 millones que habían llovido sobre Euskadi se repartían entre sus convecinos. Sin duda, una alegre resaca.