Zalla. Los bosques y montañas que rodean Zokita son una de las paradas ineludibles para los senderistas que se adentran por los paisajes verdes de Zalla. El barrio también se convierte en punto de encuentro en la romería popular que se celebra en la ermita de San Isidro en el mes de mayo. Pero cuando se trata de establecer allí la base para una vida, las cosas se complican. La situación de Zokita, muy lejos de los núcleos urbanos del municipio, provoca que ni siquiera reciban suministro de agua corriente de la red general y tengan que obtener electricidad por medio de generadores.

Una familia y tres ganaderos residen de forma más o menos habitual en Zokita y reclaman al Ayuntamiento una solución que facilite la llegada del agua y la luz a sus hogares. "En las reuniones por barrios que se convocaron el año pasado por estas mismas fechas expusimos el problema y desde entonces no hemos vuelto a tener noticias. Nos parece bien que se nos dé la oportunidad de compartir nuestras preocupaciones con el Ayuntamiento, pero por lo menos podrían contestarnos", pide Ángel Varona, que habita un viejo caserío con su mujer y su hijo.

Hace ocho años que adquirieron el inmueble en un estado de deterioro que hizo imprescindible una restauración. "Lo compramos para tener el ganado cerca y nos vinimos a vivir. Estaba medio caído y lo vamos rehabilitando poco a poco", relata su actual propietario. Cuando se fijaron en la casa ya sabían que no dispondrían precisamente de todas las comodidades. El Consistorio sostiene que, efectivamente, se les había alertado de lo que encontrarían al mudarse.

"Nos aseguran que la anterior corporación advirtió al propietario de las dificultades para obtener los servicios que ahora reclama antes de conceder la licencia de habitabilidad", explica el concejal de Montes, Manuel Maestre.

"Sí, conocíamos los problemas de suministro que hay en esta zona. Pero nosotros también pagamos impuestos en Zalla. Parece que las obras se hacen donde se ven", critica.

Excesiva distancia Ante la imposibilidad de bombear desde el centro de la localidad por la excesiva distancia y la orografía del terreno, los vecinos de Zokita idearon una solución alternativa, que al menos les permite abrir el grifo con relativa normalidad. "En aquel momento el Ayuntamiento y el Servicio de Montes les ayudaron a realizar una captación del arroyo de Celadilla, que también abastece al ganado de los alrededores desde tiempo atrás", prosigue el edil.

"Nos concedieron permiso para bajar el agua con una manguera desde un manantial situado en un monte de utilidad pública a unos dos kilómetros", cuenta. Además, han construido un pequeño depósito para captar el agua, una obra que tardaron más de un año en terminar porque "fue necesario tratar el tema con la Confederación Hidrográfica del Cantábrico y los plazos se retrasaron".

No obstante, dependen de las condiciones climáticas. "En estos meses de atrás en los que ha llovido muy poco el manantial estaba prácticamente seco", afirma Ángel Varona. "Las pocas precipitaciones, unidas al hecho de tener que compartir el recurso al arroyo de Celadilla con la cabaña ganadera han agudizado el problema del abastecimiento a Zokita", admite el concejal.

Las lluvias abundantes garantizan el suministro que les sirve para beber o ducharse, pero ocasionan otro quebradero de cabeza: la calidad del agua. Los vecinos han instalado un filtro para eliminar la suciedad, aunque en caso de tormentas como las que se anunciaron para este fin de semana, deben limpiarlo cada dos días. No solo eso. Según aseguran, las obras que se están llevando a cabo en una pista forestal arrastran el barro hasta que la tierra se asiente del todo.

¿Un depósito? "¿Cuál es la solución? Nosotros tampoco lo sabemos", admiten. Una de las propuestas que barajan para mejorar su situación dentro de las limitaciones con las que conviven consiste en "la construcción de un depósito que decantaría el agua".

El Ayuntamiento se declara dispuesto a analizar con los afectados cualquier alternativa. "Como el propio vecino reconoce, la opción de subir la red de agua a este paraje de montaña sería costosísima e inasumible, máxime en esta coyuntura de crisis económica y de obligada contención del gasto. Me consta que el área de Obras y Servicios lo está estudiando, pero la solución no es fácil, ya que en el entorno cercano no hay otros arroyos con el caudal suficiente para abastecer en condiciones un depósito", argumenta el edil.

En cuanto a la viabilidad de llevar una línea eléctrica, "ni el Ayuntamiento ni la Diputación -que gestiona el monte de utilidad pública- estamos por la labor de abrir una brecha en el monte a lo largo de un trazado tan extenso como el que sería preciso para habilitar un tendido en Zokita". En consecuencia, "la solución debería pasar por la instalación de algún sistema de energía alternativa".

Entretanto, los vecinos seguirán activando los generadores que les conectan con la electricidad y los adelantos tecnológicos propios del siglo XXI. Asisimo, "la nevera funciona a gas y no tenemos calefacción, sino fuego bajo", cuenta Ángel Varona. Es el precio de vivir en medio de la naturaleza.