Bilbao. Miradas al cielo en pleno centro de Basurto, en Bilbao. Hasta donde alcanza el cuello. Impresionados por la insólita estampa. Una torre humana y un castillo se alzan entre los edificios. Los vecinos, desde sus balcones, les miran de tú a tú, fruto de la altura que alcanzan los intrépidos castellers.
Ataviados con sus característicos trajes, cientos de catalanes tomaron ayer las calles de la capital vizcaina para mostrar su tradicional folclore con motivo del convenio suscrito entre los alcaldes de ambas ciudades para llevar a cabo diferentes actividades de intercambio cultural.
El público vizcaino respondió y se quedó entusiasmado con sus acrobacias. Sin ir más lejos, a media tarde, en la plaza Aita Donostia no cabía un alfiler. En ese momento, el bullicio dejó pasó a un breve silencio de admiración y respeto. Se jugaban el tipo. Las miradas se dirigieron hacia un grupo de hombres y mujeres, jóvenes y adultos, sin distinciones porque en los castells "cabe todo el mundo", que se agruparon en torno a una pinya, la estructura que refuerza los pisos de abajo de un castell. Unidos por la fuerza de la experiencia y la confianza mutua, ingredientes imprescindibles para esta disciplina, un pilar de cuatro alturas se alzó sobre la acera. "Es una pieza básica para saludar y empezar la exhibición", explicaron los barceloneses Máximo y Lluis, dos expertos castellers que llevan en la colla trece y quince años, respectivamente. En lo más alto, una niña japonesa de seis años, ataviada con un casco protector, se ganó al respetable por su valor y destreza. Debajo de ella, en la tercera fila, Virginia demostró que los vascos se adaptan a cualquier disciplina. Después llegó el turno de un castillo mixto de siete alturas. "Si se resbalan nos caen encima", comentaron dos señoras. Pero resultó un éxito y el público bilbaino se rindió ante el espectáculo folclórico catalán.
Preparación Previamente a la realización del pilar y el castillo, los castellers trabajaron también en equipo para prepararse. "Lo más importante es fajarse bien unos a otros en la zona abdominal, calentar los músculos y colocarse los pañuelos para facilitar la subida de los compañeros", señaló Lluis. En este sentido, como un castell lo conforman personas heterogéneas, son muy importantes las posiciones. "Cada uno tenemos asignado un lugar en función de la complexión física", indicó Máximo, corpulento y no muy alto, que se encargó de soportar el peso de sus compañeros desde abajo. "En los castells no importa tu físico ni como seas, aquí vale todo el mundo", explicó Miquel Botella, uno de los fundadores de la colla Castellers de Sants. "Es distinto al deporte, el cual segrega a las personas por este motivo", apostilló. Una de las características más importantes de los castells para Botella es su carácter multidisciplinar. "Se trata de un trabajo en equipo entre personas muy diversas y, lo que es más importante, aquí no hay ganadores ni perdedores; se compite contra uno mismo", destacó. "Lo principal es la autosuperación", agregó. Este fomento del fortalecimiento de los vínculos del trabajo en equipo es lo que ha hecho mundialmente conocido a los castellers, conocidos hasta en China. "Esto fue debido a un empresario textil chino, con sede en Barcelona, que se interesó por esta cultura y la exportó a los trabajadores de su país", indicó Botella.
tradición familiar Para Miquel Botella, los castells son una forma de vida que adoptó hace casi dos décadas y que hoy en día mantiene. Por eso, con él son tres las generaciones familiares que forman parte de la colla que fundó hace diecinueve años. "La vida asociativa tradicional catalana estaba en crisis, por eso nos decidimos a fundarla. Es una actividad singular que puede ser muy familiar. Somos como muchas cuadrillas de amigos juntas", comparó. Los martes y viernes por la noche son sus días de ensayo. "Nos juntamos todos porque es una disciplina que requiere mucho entrenamiento de repetición y moviliza a muchas personas". Además, lo hacen por afición. "Se fomentan valores escasos hoy en día en la sociedad porque aquí no hay dinero de por medio", concluyó orgulloso.