Eran ya avezados timoneles en sus respectivas empresas y, sin embargo, decidieron tomar clases de navegación. Les hablo de quienes han invertido año y medio de su vida libre -la otra está presa por las obligaciones laborales...- en cursar el Máster en Dirección de Operaciones organizado por Mondragon Unibertsitatea. Y lo digo porque la media de experiencia laboral entre el alumnado que ha participado en esta aventura académica es de doce años como directores de producción o de planta, responsables de ingenierías, directores industriales, jefes de proyectos, responsables de logística o directores técnicos. Han sido catorce valientes, catorce personas formadas desde febrero de 2011 hasta junio de 2012 durante 500 horas, todo un caudal de minutos dedicados al estudio y la mejora. Aseguran que los trabajos grupales y el proyecto individual de fin de curso han mejorado su quehacer, sobre todo, porque derivaban en aplicaciones prácticas los procesos de organización aprendidos en sus respectivas empresas. Ver para creer, que diría Santo Tomás. Bien pudiera ser el eslogan del máster, diseñado con la colaboración de Asenta Management Consultants.
La ceremonia de entrega de los diplomas se celebró en el mismo lugar al que han acudido mes a mes durante todo este tiempo: la Cámara de Comercio de Bilbao. En el altar central de la ceremonia se sentaron el rector de Mondragon Unibertsitatea, Iosu Zabala; el director general de la Escuela Politécnica Superior de la mencionada universidad, Vicente Atxa; el vicepresidente de la División de Automoción de Mondragón Corporación, José Ramón Goikoetxea -suya fue la voz de la conferencia de la tarde, titulada Competitividad de las empresas...-; y el secretario general de la Cámara de Bilbao, Juan Carlos Landeta. Nombres propios de mucho peso que, sin embargo, no fueron los más importantes de la tarde.
Porque el día, en verdad, fue de ellos; de David Isasi, Silvia Jiménez, Unai Trujillo, César Valbuena, Aratz Badiola, Iñigo Gabirondo, Ángel Garitaonandia, Pedro Juárez, Fernando Plaza, Daniel Portugués, Gaizka Prieto, Eduardo Rozadilla, Iván Navarro, Ángel Simón y José María Urbina, cuyos nombres lucían estampados en los diplomas acreditativos. Al decir de los presentes hoy son capitanes que conocen mejor los Siete Mares.
Junto a ellos en el solemne acto se encontraban, además de los citados, José Ignacio Erausquin, en nombre de Asenta Management Consultants; Javier Guallar, miembro de Mondragon Unibertsitatea; Gorka Unzueta, Juan Ignacio Igartua; el director general de la Cámara de Comercio de Bilbao, Mikel Arieta-Araunabeña; Sergio López, Javier Bengoa, Joserra Álvarez, Xusane de Miguel y un buen número de gente que ha participado, de una u otra manera, en esta expedición a las tierras del conocimiento.
Entre tantas voces corría el mensaje de que este modelo de máster es único en su género, al menos en lo que hace referencia al Estado. Más distante de la teoría que de la práctica, el máster ha sido, para los participantes en él, una escuela de vida profesional. Habrá quien iense que a estas alturas, más allá de la formación alcanza la dedicación a la empresa, a sujetarla para que no zozobre. Tal vez eso sea lo que pida el sentido práctico de la vida, el corto plazo. Pero la experiencia de los muchos años de empresa dicta otra lección: en tiempos de tribulación surge también tiempos de oportunidades para quienes están mejor preparados. Y no cabe la menor duda de quienes ayer salieron de la Cámara diplomados han dado un paso al frente en esa preparación de que les hablo. Que tengan suerte.