Barakaldo
Alas ueve y media de la mañana, cuatro motoristas de Lutxana hacían rugir de nuevo el motor de la moto Lube. Roman Ayo, Iñaki, Jose Mari Amézaga y Agustín Eredie se despidieron del barrio baracaldés entre risas y vestidos de riguroso negro, como buenos moteros. En el mapa marcan su destino, Málaga. En su corazón, el nombre de un piloto de la escudería fallecido el pasado año: Aman Sabugo. "Queremos hacer este recorrido en su homenaje", cuentan ya con el casco preparado. Recorrerán 750 kilómetros en cuatro etapas, simulando la Prueba de resistencia Bilbao Málaga Bilbao que cada año la escudería Lube organizaba desde Lutxana.
El barrio baracaldés siempre ha tenido una estrecha relación con el mundo del motociclismo. Las motos Lube han sido las culpables de esta alianza, que ha dejado grandes sabores de boca entre los vecinos de Lutxana. De allí han salido grandes pilotos, el más recocido es Santiago Herrero, que en una fatídica carrera del año 1970 perdió la vida, cuando estaba a punto de alcanzar el título de campeón del mundo de moto GP. Sabugo, fallecido el pasado mes de junio, también fue uno de los grandes. En el año 1959 ganó la carrera completando el recorrido "¡en solo 27 horas!", recuerdan. En esta ocasión, los moteros de Lutxana se lo tomarán con más calma.
La salida de ayer se prolongará por carretera durante cuatro jornadas hasta que regresen de nuevo a Lutxana el domingo, "sobre las dos del mediodía", explican. Antiguamente, la carrera se llevaba a cabo de manera anual para comprobar la resistencia de las nuevas motos Lube. La primera de ellas se realizó en el año 54. "Era una forma de dar a conocer las motos que se fabricaban y de ver el aguante que tenían en carretera", aclaran. Una prueba de fuego.
Las que salieron a rodar ayer tenían muchos kilómetros en las ruedas. De las cuatro motos, solo una de ellas era de la firma Lube. "Es la Lube Remm, del año 61, fíjate!", presumen. El escuadrón lo completaban dos Bultaco Mercurio, del año 82 y una BMW.
Con apoyo Este no es el primer año que estos cuatro moteros se echan a la aventura, rememorando viejos tiempos. Pero los años pesan. No pasan en balde. Y alguna de las motos no culmina el viaje. "Son motos muy antiguas y de vez en cuando alguna de ellas tiene que retirarse porque no aguanta el camino", apuntan. Para ello, para solucionar cualquier imprevisto que pudiera surgir en carretera, los "cuatro jinetes del Apocalipsis" -como se llaman entre bromas-, van acompañados por un coche de apoyo y una moto de reserva, para poder completar el camino sobre las dos ruedas. "El pasado año también hicimos este viaje, pero este es especial. Lo haremos recordando a Aman, que era un gran piloto. Es nuestro pequeños homenaje ya que hace un año que murió", cuentan. Las motos regresarán el domingo al mismo punto de donde partieron, la plaza que desde el pasado sábado lleva el nombre de Santiago Herrero.