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El sonido que despierta a Bizkaia

Un millar de personas ascienden al Sollube en la IX edición del Día de los Montes Bocineros

El sonido que despierta a BizkaiaFOTO: JUAN LAZKANO

AUUUUUU, auuuuuuu... El sonido del cuerno despierta a Bizkaia desde los 684 metros de altura del monte Sollube, en Bermeo. Es la tradicional llamada que desde hace nueve años se escucha desde alguno de los cinco montes bocineros del territorio histórico. Es la tradición que no muere gracias a la participación año tras año de miles de vizcainos. Concretamente ayer fueron cerca de un millar las personas que se sumaron a este evento. Pequeños y mayores no quisieron faltar a esta celebración que se ha convertido ya en una marcha "clásica entre los amantes de la montaña y las tradiciones vascas", tal y como declaró la presidenta de las Juntas Generales de Bizkaia, Ana Madariaga.

El Parlamento vizcaino organiza esta jornada desde el año 2004, coincidiendo con el 25 aniversario del restablecimiento de esta institución en la época moderna. Desde ese año, vizcainos de todas las edades han podido escuchar, desde alguna de las cinco cimas bocineras -Gorbeia, Kolitza, Sollube, Oiz o Ganekogorta- el sonido del cuerno, emulando la llamada ancestral para reunirse en la Casa de Juntas de Gernika. Según cuenta la tradición, las Juntas del Señorío de Bizkaia se reunían en Gernika en torno al viejo roble y para llamar a los apoderados de cada comarca se hacía sonar un cuerno en cada uno de los cinco montes bocineros al tiempo que era encendido un fuego en las horas nocturnas.

Ayer, volvió a escucharse el sonido, en el marco de una fiesta que se ha convertido en una cita ineludible el primer domingo de mayo y a la que cada vez se suma más gente.

Fueron muchas las caras conocidas en esta marcha montañera que, con colaboración con el club de montaña Sollube 707 de Bermeo, partía a las 9.30 horas desde la plaza Taraska de la localidad marinera. El tañir de la campana de la iglesia de San Francisco de Bermeo daba inicio a un ascenso que se desarrolló a lo largo de toda la mañana. El objetivo era alcanzar la cumbre del Sollube a mediodía. La mañana amanecía fresca y, bajo un cielo plomizo, los participantes caminaron desde el nivel del mar hasta llegar al verde balcón de Urdaibai. Sin prisa pero sin pausa, los montañeros, divididos en grupos, fueron ascendieron hasta la cima a partir de las 11.30 horas.

El sonido roto por los irrintzis Las nubes dieron paso a un cielo azul y un espléndido sol que se sumaba a esta fiesta. Ya en la cumbre el sonido de los cuernos conseguía silenciar el lugar que solo fue roto por los emotivos irrintzis. La tradicional llamada a las Juntas Generales desde la cima, como se hacía en tiempos de la Edad Media, envolvía el lugar de un matiz especial, que no dejaba indiferente a los allí congregados.

En la cumbre, el responsable del club colaborador Sollube 707, Xabier Goikoetxea, hizo entrega del cuerno, realizado de forma expresa para este día, al representante del club organizador de la subida del próximo año en el Oiz.

En representación de las Juntas Generales acudió su presidenta, Ana Madariaga; el secretario de la Mesa de las Juntas, Jon Andoni Atutxa -fieles a esta marcha-; el juntero y alcalde de Mundaka, Unai Rementeria, acompañado de su esposa, Saioa y, del hijo de ambos, que realizó todo el recorrido dormido en una mochila portabebés. También estuvieron en esta fiesta las apoderadas Ana Esther Furundarena, Mirene Bidaguren, Idoye Errazti, así como el juntero Fernando Larrinaga.

Entre los asistentes, dos intrépidos montañeros de Markina subieron al Sollube tras una jornada maratoniana de tres días seguidos en la que completaron las cinco cimas bocineras ayer mismo.

Tras el sonido del cuerno y el aurresku de honor, la presidenta de las Juntas dio las gracias a los asistentes en la subida -una de las ediciones más multitudinarias- y recordó que las Juntas Generales, una de las primeras instituciones democráticas europeas, recuperaron esta tradición centenaria en el año 2004 con la idea de "recordar la llamada tradicional a la participación ciudadana que se realizaba para convocar los plenos de Gernika". La jornada concluyó con una fiesta celebrada cerca de la cima. Los asistentes recibieron un pequeño obsequio por su participación al mismo tiempo que disfrutaban de un pequeño hamaiketako, con productos típicos de la zona bonito, anchoas y txakoli, y de música y danzas vascas.