"Es falso y daña mi prestigio profesional", dice el padre
Josep Fericgla, que ayer recogió en Sopuerta a su hija aDRIANA, afirma rotundo: "no vivo en una secta"
sopuerta. Josep Fericgla esperó ayer a su hija Adriana en un coche custodiado por la Ertzaintza a pocos metros del domicilio de la madre, mientras la pequeña abandonaba la casa entre lágrimas. Ayer mismo viajó a Sopuerta en cuanto recibió la notificación policial de que ambas estaban de nuevo localizadas tras varios días en paradero desconocido. "Yo solo pienso en el bien de la niña y nunca he desatendido mis deberes de padre", se defiende. Afirma, además, que interpondrá una demanda por difamación a su expareja, Isabel, debido a las declaraciones en las que ella sostiene que es chamán en una comuna en la que se consumen drogas. "Todo eso es rotundamente falso y daña al prestigio profesional que yo tengo en Catalunya", replica.
Fericgla puso en marcha una fundación con el objetivo de "realizar estudios científicos y desarrollar marcos de aplicación de los estados expandidos de la consciencia humana". Algunos de sus trabajos se centran en antropología, chamanismos o estados místicos, según se puede leer en la web de la fundación.
En 2004 creó la comunidad de Can Benet en una finca de ocho hectáreas a 50 kilómetros de Barcelona. Subraya que "no es una secta, sino un vecindario normal, formado por personas que nos tenemos mucho aprecio". "Eso de secta tendrá que demostrarlo en los tribunales", añade. A diferencia de la madre de su hija, está seguro de que Can Benet "es un entorno precioso para un niño, situado en un parque natural en el que viven 24 menores".
A su entender, "la madre no la ha educado de manera razonable y mi hija tiene que regresar al colegio". "La he ido avisando todos estos años y he pedido la custodia ahora porque, a partir de los seis años, los niños empiezan a no ser tan dependientes de la madre", asegura Josep.