Barakaldo. Sobre rampas. Así es como se comunica desde ayer el barrio de Urban y la estación de Renfe con el centro de Barakaldo. El alcalde, Tontxu Rodríguez, realizó ayer el primer viaje sobre el nuevo par de rampas mecánicas que el Ayuntamiento ha instalado en la calle Ibarra; unos elementos que se complementan con una escalera mecánica que salva el bidegorri y un desnivel del 9%, tal y como apuntó el primer edil. La localidad cuenta ya con seis accesos mecánicos y continuará "trabajando en la accesibilidad de los barrios y poco a poco iremos conectando las zonas bajas de la ciudad con el centro para que el ciudadano tenga mejor accesibilidad".

Es la primera vez que unas rampas mecánicas ayudan a salvar las cuestas del municipio a los baracaldeses. "Eran cinco las escaleras mecánicas de Barakaldo, nunca habíamos tenido rampas, es la primera vez", comentaba el alcalde, tras estrenar los tres tramos mecánicos.

Las rampas están custodiadas, como el resto de accesos mecánicos del municipio, por cámaras de videovigilancia que pretenden disuadir los actos vandálicos, unos daños que se han visto reducidos, tal y como apuntó ayer Rodríguez, desde la colocación de estos sistemas de vigilancia. "Cuando uno sabe que lo están mirando intenta no hacer el cafre", indicó apelando al cuidado por parte de vecinos y visitantes de las nuevas rampas y escaleras. "Esperamos que se disfruten y se respeten, porque son un bien de todos los baracaldeses y de las muchas personas que utilizan el tren para entrar a la zona centro de la ciudad", resaltó el socialista. Además, el acceso mecánico -en el que se han invertido más de 637.000 euros- mantendrá el mismo horario de funcionamiento que el resto: de 18.00 a 00.00 horas, manteniéndose fuera de uso durante la noche para evitar, también, el vandalismo.

los vecinos Las nuevas rampas de Ibarra fueron ayer el tema de conversación en la misma calle. "Vienen muy bien, sobre todo para la gente mayor", aseguraba un hombre a los pies de las escaleras. "Yo creo que hubiesen estado mejor en la calle de al lado -por la calle Portu-, que es más larga que ésta, pero bueno, ellos deciden" , se quejaba otro hombre tomando un café. "No sé a qué viene gastar tanto dinero en esto, si tampoco había necesidad", apuntaba otro, mientras varias mujeres probaban la rampa cargadas con bolsas.