Mano artesana en el campo y la ciudad
Por grande que sea el puesto, ha de mostrar que es mayor la persona. Así habló Baltasar Gracián hace ya un puñadito de años. Y no se refería, supongo yo, a los puestos del mercado de Santo Tomás, la maratón de Nueva York de los mercados y ferias agrícolas de Bizkaia. Sea como sea, jugadas de otra manera -a contraestilo, si se quiere...- las palabras del viejo Baltasar sirven como preámbulo para la historia vivida ayer en la sala BBK de Gran Vía 19.
Ese fue el escenario donde BBK Obra Social hizo entrega de los premios BBK Santo Tomás del presente año, unos galardones con los que se distingue la mano artesana en el campo y en la ciudad: en el esmerado trabajo de huerta, crianza o elaboración, allá en el agro vizcaino y en el buen gusto al exhibirlo, en todo su esplendor, en el gran escaparate de las ferias agrícolas.
No es fácil distinguirse en semejante escenario ni ante gente de amplia experiencia: no en vano, han organizado en el presente año 130 ferias agrícolas, más otras 24 micológicas y 15 más ganaderas. A este aluvión han de añadirse mercados monográficos sobre pescado, chacinas, queso, txakoli y sidra hasta redondear los doscientos encuentros... ¡el acabose!
El presidente de la entidad financiera, Mario Fernández, explicó, poco después de que el otxote Danok Bat tejiese un traje de piel de gallina para los presentes con un emotivo Agur Jaunak -más tarde vendría el broche de los villancicos...-, que los premios se entregaban en día distinto para resaltar el trabajo de los ganadores. Joseba Iriondo fue el encargado de ponerle ritmo al acto.
Así, la orla de este año congrega nombres de toda la vida. Desde José Etxebarria, de Gatika, distinguido en la categoría de frutas hasta Adela Andikoetxea, de Urduliz, en la de hortalizas, pasando por Itsaso Barrenetxea, de Durango, en la sección de quesos; Maite Leanizbarrutia, que amasa un pan glorioso en Elorrio; Luciano Uriarte, de Gamiz-Fika, ganador en la categoría de esa rara avis que es el txakoli rojo; José Domingo Txabarri, de Zalla, que se llevó el laurel para su txakoli tinto y blanco; Juan Antonio Zabala, de Getxo, rey de la crianza de animales vivos; y José Antonio Escudero, de Sodupe-Güeñes, premio en la sección de miel. Junto a ellos, Lurdes Malaxetxebarria recibió el galardón al stand mejor presentado a lo largo del año y Sonia Isasi, de Iurreta, fue la mejor productora joven. Ambas han participado en las 200 ferias del año. Testigos de este veredicto fueron, entre otros, Iñaki Azkuna, Irene Pardo, diputada de Agricultura, Juan Mari Sáenz de Buruaga, director general de la BBK; Ibon Areso, Andoni Aldekoa, Imanol de la Fuente, director de Calidad Alimentaria del Gobierno vasco, José Luis Lejonagoitia,Iñaki Aurre, José Manuel Martín, Juani Bilbao, Pilar Larraskitu, Manu González, Santi Larrea, Asier Loroño, Olatz Mancebo, Boni García, Jon Aldeiturriaga,Gorka Martínez, Endika Ruiz de Zarate, Rafa Calviño, Roberto González, Ana Sistiaga, Idoia Bilbao, José Antonio Intxaurtieta, Mariano Gómez, presidente de Slow Food España; , Fernando Ortueta, Ikerne Meso,Perico Gorostiza y una legión de gente del campo.