De amor también se muere
Contaban las lenguas maledicentes, que contra lo que se piensa no son patrimonio de esta época, que Richard Wagner vivía un romance clandestino con Mathilde Wesendonck, poeta y esposa de su mecenas, el banquero Otto Wesendonck. Y cuentan, también, que el compositor bávaro inmortalizó la imposibilidad de concretarlo en el trágico amor de la leyenda celta de Tristán e Isolda, convertida en ópera de su diestra mano. Sea verdad o no esa teoría de los influjos amorosos, no hay en la música lírica un aria tan intensa, tan capaz de derretir el hielo de los corazones más áridos, como la legendaria Liebestord, el aria final de esta pieza musical que, traducida del alemán, viene a significar algo así como "muerte de amor".
De ella también disfrutaron quienes ayer se acercaron a la segunda representación de Tristán e Isolda en el Palacio Euskalduna de Bilbao de la mano de la ABAO que preside Juan Carlos Matellanes. La obra, de magnética atracción, despertó el interés de los presentes entre los que se encontraban Javier Chalbaud, Imanol Elorrieta, Carlos Royuela; el presidente del TSJPV, Juan Luis Ibarra, Ana Iraolagoitia, Pilar Díaz, el sociólogo Javier Elzo, Begoña Larrañaga o Juan Carlos Arregi, wagneriano empedernido y hombre tenaz en su empeño de desligar a Richard de los grilletes que le encadenan al nazismo. "No se puede decir, como se ha dicho, que fue la inspiración de Hitler. ¡Es una barbaridad!", exclamaba el melómano.
Lo cierto es que la vida de Wagner se caracterizó por el exilio político, las relaciones amorosas turbulentas, la pobreza y repetidas fugas de sus acreedores. Nada de eso contaba ayer para los presentes, entusiastas seguidores de su obra. Desde el galerísta Juan Manuel Lumbreras, hasta Julia Dieguez, pasando por María José Darriba, Teresa e Isabel Lumbreras; el presidente de la Sociedad Coral, Cecilio Gerrikabeitia, Mari Carmen Martínez, Juan Carlos Agirre, Javier y Xabier Ochandiano, José María Bilbao, Inés Ortuzar, Begoña Santacruz y un buen número de penitentes feligreses de la buena música.