Durango. El durangarra Iñigo Karreto es uno de los impulsores de la Euskal Harley, una iniciativa que puso en marcha hace tres años con la intención de reunir en la villa a moteros de todo el Estado. Un año antes, en fiestas de Goienkale, logró reunir 150 Harleys, un hecho sin precedentes en Euskadi. Aunque su profesión es la de hostelero, su gran pasión son las motos. De hecho, es habitual verle pasear sobre su precioso ejemplar por el casco antiguo de Durango.

¿De dónde le viene esa pasión por el mundo de las motos?

Desde muy pequeño, por tradición familiar. Mi padre tuvo varias Lambrettas y hacía excursiones por Francia, por lo que me inculcó el amor por las motos. Luego, como mi padre tuvo un accidente, recopilé un montón de motos con mi amigo Karmelo Aranguena.

Y mucho tiempo después surgió la idea de organizar la Euskal Harley ¿Cómo fue?

Después de estar unos años sin andar prácticamente en moto por falta de tiempo, decidí comprarme una Harley, que era una ilusión que tenía desde hacía tiempo. Al de tres días, se celebró el 105 aniversario de Harley en Barcelona. Allí se juntaron todas las Harleys de Europa y cerraron toda la ciudad para dar una vuelta en moto. Aquello me impactó, fue espectacular, por lo que empecé a investigar sobre la posibilidad de hacer algo así en Durango. Me animaron muchos pelotaris que han estado jugando en Daytona, y me di cuenta de la importancia económica que tiene para un pueblo acoger al mundo de la Harley. Lo planteé en el Ayuntamiento y les pareció una gran idea, por lo que me puse manos a la obra. Ahora es un evento consolidado.

Supongo que organizar un evento en el que hay que movilizar tanta gente no es fácil. ¿Cómo se convoca a tanta gente?

El esfuerzo es considerable, y el apoyo de Más Curvas, Harley Davidson Club y otras asociaciones moteras es fundamental. Indudablemente el mundo de internet ofrece muchas posibilidades, y nosotros convocamos a todas las asociaciones moteras. Además, como nos movemos por muchas concentraciones, a través del boca a boca y la buena imagen que hemos dado en años anteriores cada vez más gente se anima a venir.

Algunos vienen de muy lejos. ¿Qué es lo que mueve a los moteros a desplazarse hasta aquí?

Es muy importante el entorno y nosotros tenemos la suerte de vivir en un lugar privilegiado. La gente aprovecha para coger unas vacaciones y disfrutar de nuestro paisaje, cultura o gastronomía. Desde Durango tenemos todo a mano, tenemos monte y tenemos playa.

¿Cómo es el ambiente en esas salidas?

Es fenomenal, cuando me acuerdo de las primeras veces que nos juntamos unos cien se me ponen los pelos de punta. Ver un centenar de Harleys juntas, paradas, es un espectáculo en sí mismo. Y si ya están en movimiento es increíble.

La imagen que se vende de los moteros es de que son tipos duros. ¿Es real?

No es del todo real, aunque de lejos o en las películas sí puede dar esa sensación. El 99% de las veces que ves un motero en una Harley no se trata de un ángel del infierno, es más posible que sea un juez, un cirujano, un abogado o un arquitecto. Para ser motero no es necesario llevar melena, barba y chupa de cuero. Por cierto, la Euskal Harley siempre ha estado abierta a todo tipo de motos, porque somos mucho más moteros que harleros.

¿Qué puede atraer a Landako Gunea a una persona que no tiene moto? ¿Puede encontrar actividades interesantes en la Euskal Harley?

El ambiente es muy alegre, hay buenos conciertos, txosnas y un montón de puestos con productos muy difíciles de encontrar fuera de una concentración de estas dimensiones y características. Merece la pena pasarse por aquí y ver motos absolutamente inéditas.