Bilbao. Le costó conciliar el sueño la noche del miércoles. La imagen del colectivo chino en Euskadi no queda muy bien parada tras la estafa de 2 millones de euros que ha descubierto la Diputación en tiendas de productos de importación en Bizkaia. Yang se muestra preocupado. Inquieto. "Los chinos somos humanos, no dioses. También cometemos errores", intenta justificar lo ocurrido. Pero Yang es claro: "Los chinos que no hayan pagado, que lo hagan".

¿Cómo se siente tras enterarse del fraude de 2 millones de euros detectado en negocios chinos en Bizkaia?

Mal. Muy mal. Hemos llamado a un abogado de la asociación para conocer algo más del caso.

¿Han descubierto algo nuevo?

Solo sabemos lo que ha aparecido en la prensa. Que uno de los empresarios ha sido acusado de un delito por fraude y que podría acabar en la cárcel si un juez lo considera.

¿Sorprendido?

No. Entre los chinos también hay ilegales. Otra cosa es que no me guste salir en los medios por sucesos de este tipo que dejan en muy mal lugar a los chinos que hemos venido al País Vasco con la intención de trabajar y de sacar a la familia adelante.

¿Enfadado?

Enfadado, no, pero sí molesto. Los que se empeñan en decir que detrás de los negocios chinos hay ilegalidades se estarán frotando las manos. Se alegrarán, seguro. Estarán diciendo: ya les han pillado a los chinos. Ya sabíamos que no pagaban.

¿Qué les dice a los que piensan que negocio chino es sinónimo de ilegalidad?

Que no, no, no y mil veces, no. Los chinos pagamos, porque es nuestra obligación en este país. No es fácil iniciar una nueva vida, poner en marcha un nuevo negocio. Trabajamos aquí y queremos que este país avance. Queremos colegios para nuestros hijos, carreteras...

Usted también tiene negocio.

Tengo un restaurante wok, en San Mamés y una tienda de calzado. Pago lo que me corresponde. Llevo 25 años en Euskadi. Vivo y trabajo aquí y soy honrado. Pago mis impuestos como cualquier otro.

¿Qué es lo que más le molesta?

Que los comerciantes locales digan que les estamos hundiendo el negocio. La crisis también nos ha afectado.

Es difícil competir con los precios de los productos que venden los chinos.

Lo sé, pero la calidad es menor. Todos intentamos sobrevivir. En vez de perder el tiempo mirando lo que hacen los chinos y echarles la culpa de todo, los comerciantes deberían buscar soluciones a sus problemas.