zalla

cualquiera que necesite un remanso de paz, un lugar en el que descansar, puede experimentar algo parecido al modo de vida de las congregaciones religiosas que antiguamente vivían en clausura o sentirse como un noble en su palacio. La escasez de infraestructuras hoteleras ha sido una de las críticas que ha recibido con más frecuencia Enkarterri en su camino por consolidarse como destino turístico.

Pero pronto ya no será así. Numerosos proyectos en marcha en Zalla y Balmaseda aumentarán las plazas disponibles al tiempo que rehabilitan el patrimonio artístico de la comarca. Así, se sumarán a los alojamientos que ya funcionan en edificios históricos: el hotel San Roque de Balmaseda y el recientemente inaugurado hotel Ibaia de Gordexola.

El antiguo convento de las Clarisas de Balmaseda ha vuelto a la actividad desde que el hotel San Roque abrió sus puertas en 1995. Las 19 habitaciones conservan el aire austero, pero confortable de su anterior etapa. El claustro central con pozo incluido, recuerda a las monjas clarisas que habitaron el edificio desde su construcción. Además, dispone de un restaurante con dos salones en los que caben 150 comensales.

El convento fue erigido en 1666, según dispuso en su testamento el balmasedano Don Juan de la Piedra y Berastegui, junto con una iglesia anexa. El templo también fue rehabilitado y actualmente alberga el centro de interpretación de la Pasión Viviente, que el público puede visitar desde 2009. En su interior se custodian algunos de los pasos que participan en las procesiones de Semana Santa, así como la vestimenta de los personajes principales de la Pasión Viviente, que se representa en Jueves y Viernes Santo.

El Vía Crucis por el casco histórico de Balmaseda, que se veía hace unos días, salía precisamente del antiguo convento. Su fachada sirvió de marco para la escenificación del ahorcamiento de Judas, el juicio de Pilatos, la flagelación y el encuentro de Jesucristo con María Magdalena y la Virgen María. Un sitio, por tanto, muy vinculado con la historia de Balmaseda.

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Hotel Ibaia de Gordexola

La incorporación más reciente a la red de hostelería de Enkarterri es el hotel Ibaia de Gordexola. También en el siglo XVII se levantó en la localidad un convento dedicado a Santa Isabel sobre una estructura ya existente en el siglo XV. Las religiosas vivieron allí hasta mediados de los años ochenta, cuando el Ayuntamiento adquirió el inmueble. El convento de Santa Isabel fue incluso testigo de un rodaje de cine: el de la película Peccata minuta, de Ramón Barea, que se filmó en Gordexola en abril y mayo de 1998.

Una década más tarde se certificaba la venta de la construcción a una cadena hotelera con el fin de transformarlo en hotel de cuatro estrellas. Para ello, se acometió una cuidadosa restauración en la que por encima de todo se ha intentado conservar los detalles arquitectónicos. La cubrición del claustro con un espectacular techo de cristal da más opciones de aprovechar ese espacio. La iglesia ha sido desacralizada y acoge múltiples actividades culturales, por ejemplo exposiciones artísticas. Ahora se exhiben las creaciones de José Luis Zumeta. Otro punto fuerte de las instalaciones es el restaurante que gestiona Iñigo Elorriaga, relacionado antes con el Boroa.

En los pisos superiores se encuentran las 21 habitaciones y suites que han sustituido a las celdas de las religiosas y una sala multiusos que se suele emplear en reuniones empresariales. En su primera Semana Santa, el Ibaia -situado en el barrio de Sandamendi- ha convencido a los clientes. El hotel ha rozado el lleno en los días clave de la semana. Los atractivos turísticos de la zona y el tirón de la Pasión Viviente de Balmaseda han animado a mucha gente a escoger Enkarterri para disfrutar de unas jornadas de asueto en plena naturaleza y a un paso de Bilbao.

palacio horkasitas de balmaseda

La antigua aduana real

El tirón de la comarca ha animado a los ayuntamientos a seguir incrementando las plazas hoteleras. Un proyecto que ya está en marcha es la rehabilitación del palacio Horkasitas, la antigua aduana real de Balmaseda, ubicada en pleno centro de la villa.

Cuando concluyan las obras allí abrirá sus puertas el primer hotel y escuela de hostelería de Bizkaia. "Se han gastado un millón de euros solo en reforzar la cimentación, pero es un trabajo complicado que hay que realizar con tranquilidad", explica el alcalde de Balmaseda, Joseba Zorrilla. La aparición de restos arqueológicos en el subsuelo correspondientes al parecer, a la trama urbanística de la Balmaseda medieval, ha retrasado todo el proceso.

Ahora mismo se está acometiendo la primera fase de la rehabilitación, centrada en la fachada exterior, cuyo plazo de ejecución se ha estimado en diez meses con un coste cercano a los dos millones de euros. El futuro hotel de cuatro estrellas dispondrá de 18 habitaciones, dos de las cuales serán suites de lujo. La conservación de algunos elementos del mobiliario de la casa realzará su valor artístico y lo transformará en otro museo para Balmaseda.

Posiblemente el elemento más singular sea el patio interior con pórticos, alrededor del cual se articulan el resto de las estancias. El palacio Horkasitas, también llamado del Marqués de Buniel tiene cuatro alturas y salidas a las calles Martín Mendia y Pío Bermejillo.

Desde su construcción a finales del siglo XVII hasta 1841 fue el lugar desde el que se controlaba el paso de las mercancías entre Bilbao y Castilla. Esta situación fronteriza hizo de Balmaseda una villa próspera que se llenó de edificios señoriales producto de las grandes fortunas de sus dueños. El palacio Horkasitas disponía incluso de una entrada para los carruajes de los señores.

palacio longar de zalla

La fortuna de los indianos

Tampoco faltaba sitio en la finca del palacio Serrano de Zalla. Las verjas que la delimitan impidieron durante mucho tiempo apreciar la fachada de la casa solariega, de clara influencia indiana. En Zalla y en toda la comarca de Enkarterri proliferaron a finales del siglo XIX y principios del XX este tipo de palacios quelevantaron en sus lugares de origen familias que se enriquecieron en América. Desde que quedó deshabitado, este singular edificio del barrio de Longar permaneció abandonado hasta que el Ayuntamiento se puso manos a la obra hace dos años para reconvertirlo en hotel.

Sus cuatro plantas se aprovecharán al máximo para acoger seis habitaciones, dos suites, comedor y un restaurante para 200 comensales. "Así, los vecinos no necesitarán salir de Zalla para celebrar los grandes acontecimientos familiares y, además, se generará empleo en el municipio", señala el alcalde, Leandro Kapetillo.

Ya se han instalado algunos enseres y se está introduciendo la corriente eléctrica. Una vez pasadas las elecciones del 22 de mayo saldrá a concurso la gestión del establecimiento. Los encargados de supervisar el funcionamiento del hotel podrán entonces amueblarlo a su gusto y, si se cumplen las estimaciones del Consistorio, abrir antes del próximo verano.

Los turistas que quieran conocer Enkarterri tendrán entonces más posibilidades entre las que escoger su alojamiento. Además de las casas rurales repartidas por la comarca, si así lo desean, los visitantes podrán dormir entre paredes cargadas de Historia.