Síguenos en redes sociales:

La bendición del 'agua de fuego'

La bendición del 'agua de fuego'foto: pablo viñas

La historia acepta que fueron los monjes cristianos, entre el siglo IV y V, quienes llevaron la destilación a Escocia, la tierra madre del whisky. Viéndolo desde esa perspectiva, puede decirse que ayer cayó sobre los presentes una bendición de agua de fuego, una lluvia de sabores y esencias que, tras la fabulosa alquimia del alambique, cobra la virtud de la imaginación: cuando más te hace falta te evade de la realidad.

Cuenta otra historia de las tierras del norte que en 1892, cinco años después de construir la destilería de Glenfiddich, William Grant compró el terreno adyacente y construyó una nueva destilería. Su centro fue considerado el nuevo Castillo de Balvenie, que fue diseñado por James Gibb y construido en 1724 para el primer duque de Fife. Así comienza esta aventura que ayer dio un paso adelante en el pub Residence de la calle Barrainkua, en el número 1, para los más desorientados. Entre esos muros se celebró una cata de las tres líneas de whisky firmadas por The Balvenie Single Malt Scotch Whisky: el Single Malt de 15 años, el Doublewood de 12 años y el Portwood de 21 años. Bajo la dirección del brand ambassador de Glenfiddich, Javier González Peralta, los presentes en ese buceo por los amarillos mares, disfrutaron con la búsqueda de aromas y colores, desde el desde el oro viejo a la ginebra clara, pasando por el ámbar, la vainilla, el cuero y el tabaco, el yodo y el ahumado; el oro pálido y la mantequilla, el bourbon y el Jerez; las almendras y el pino, entre otros muchos matices. Parecían jugar a la búsqueda del tesoro, dicho sea en homenaje a John Silver, El Largo, otro de los grandes adoradores del viejo oro líquido.

En la cita de ayer estuvieron presentes, además de los citados, Manu Iturregi, el general cosaco (los bigotazos que gasta invitan a bautizarle así...) que comanda el pub donde puede escucharse música en directo semana tras semana; Eli Urkiola, atenta a que todo funcionase con la precisión de un reloj suizo, Javier Arieta, Ander Bengoetxea, José Ramón González, Roberto Marco, Dunia González, Miguel Ángel Francés, Aitor Zabala, Josune Martín, Mikel Aiestaran, José Ramón González-Castaño, Vicente Marañón, Carlos Ormazabal, José Luis Martínez, Andoni Zugaza, Jon Ander Iturriaga, Aitor Basabe, José María Zarraonandia, Unai Zabalza, Luis de la Hoz, Álvaro Mendizabal y un buen número de invitados que disfrutaron de una tarde bañada, ya digo, en agua de fuego. No hubo para ellos otro respiro que el de los buches de agua bebidos entre copa y copa para limpiar el paladar así que más de uno acabó como empezaba este cuento: de viaje al país de las evasiones.