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Una clínica de cinco estrellas

w El IMQ culmina la estructura de su hospital en Zorrotzaurre y habilita ya sus dependencias médicas w El edificio contará con 158 habitaciones de las cuales 16 serán suites y se terminará antes de fin de año

Bilbao. La mayor clínica privada de Euskadi ya ha hecho cumbre. Hace unos días el Igualatorio Médico Quirúrgico (IMQ) culminaba la estructura del edificio a la vez que ya avanzaba en la creación de las dependencias médicas interiores. DEIA es el primer medio de comunicación que descubre sus interioridades.

En estos momentos algo más de 250 operarios trabajan sin parar en una construcción nada habitual. No se levantan hospitales todos los años. La complejidad de sus servicios, los caros aparatos que albergará, las estancias esterilizadas y, sobre todo, el confort del paciente son condicionantes que están marcando la obra. Además se está construyendo con el diseño aportado por el arquitecto catalán Carlos Ferrater. "Aquí estamos yendo un punto más allá a la construcción funcional de un centro sanitario al uso, y quizás por ello es único en todo el Estado", asegura Pilar Mateo, arquitecta que gestiona el proyecto desde la ingeniería Idom.

No cabe duda de que es un bloque singular. Se divide en dos partes claramente diferenciadas por su altura. Por un lado, está el área de hospitalización, ubicada en un inmueble de siete plantas con una fachada quebrada que va creciendo en altura y que albergara las 158 habitaciones donde los enfermos se recuperarán con vistas al centro de Bilbao.

Es la estrella del complejo sanitario. Su planta acogerá la recepción y los 12 boxes de la Unidad de Cuidados Intensivos. En el primer piso el protagonismo es para los recién nacidos y sus madres. Ahí se ubicarán las pacientes de obstetricia que contarán con espacios únicos, como el nido para bebés. De la planta segunda a la sexta se ubican el resto de los pacientes en habitaciones individuales de un tamaño medio de unos 25 m2. Las esquinas de la zona de hospitalización se han aprovechado para crear 18 suites que doblan en superficie al resto de huecos. "Estamos construyéndolo como si fuera un hotel", explica la arquitecta. Las habitaciones son el elemento que más se ha pensado para combinar el confort del paciente con la atención sanitaria. "En una sala de rayos X o en una consulta el paciente está entre 15 y 30 minutos, en una habitación puede estar semanas", razona la arquitecta.

El otro elemento arquitectónico es la sección de hospital, el bloque alargado de sólo tres pisos donde se prestará la atención médica a los socios de la entidad. Ahí ya están compartimentados los quirófanos y las salas de parto, junto a las áreas de oncología o litotricia y urgencias. Tres elementos internos servirán de referencia para que los visitantes no se pierdan entre el laberinto de pasillos y puertas. Son dos patios, con dos grandes lucernarios que dejan pasar los rayos del sol, y el inmenso atrio de consultas, un espacio que tiene casi 18 metros de altura, desde donde se distribuyen los diferentes servicios. Ese reparto, esos tráficos de personas, han marcado también el diseño de esta zona del edificio. "Se ha pensando en todos los flujos, los de médicos, pacientes, los de mantenimiento... También se han separado las zonas que tienen que estar impolutas de las no estériles, se ha pensado todo", apostilla Pilar Mateo.

la quinta fachada También se ha tenido en cuenta lo que los arquitectos llaman la quinta fachada, es decir, el techo de este volumen. Su escasa altura implica que desde los edificios de viviendas colindantes se iban a ver todos los elementos que albergará el tejado. Y son cientos. Esta gran azotea albergará todas las instalaciones de climatización, mantenimiento y servicios que requiere un gran hospital. Todas ellas se ocultarán con una gran cubierta de lamas aguantada sobre la estructura de acero que, como una gran malla, rodea todo este bloque. Una red de pilares y vigas grises que se ve desde la calle y que suma casi cinco mil metros de longitud en línea.

En medio de los dos grandes elementos una calle interna servirá como zona donde atender los casos que lleguen de urgencias en ambulancias. Lo van a tener fácil. La centralidad es uno de los valores principales de un hospital privado que va a ser el primer servicio en inaugurarse dentro de la operación urbanística Zorrotzaurre. La apertura será en un año, un tiempo récord si tenemos en cuenta que el solar estaba vacío hace 14 meses.

"Cumplir el plazo es una de los condicionantes que más importa al IMQ", asegura Pilar, ya que las nuevas dependencias van a sustituir a otras desperdigadas por la ciudad. Un dato de la intensidad de la obra es que tres subcontratas instalan a la vez los tabiques de pladur que dividen muchas de las estancias, cuando normalmente es una. Ello ha obligado a que, a pesar de que se está trabajando con mayoría de empresas vascas, algunas firmas se han tenido que contratar fuera, condicionados también por la especialización que requieren algunas tareas concretas de una clínica.

Antes de finalizar este mes se iniciará la colocación de las placas de acero que vestirán la fachada del módulo de hospitalización. Con este ritmo, es seguro que para finales de año se habrá concluido toda la obra y ya estarán instalados los primeros equipamientos médicos. "Los más complejos y los que necesitan limpieza absoluta serán los últimos en entrar", concluye la arquitecta de Idom.