Bilbao. Hace una semana celebraron por todo lo alto el 40 aniversario de la fundación del club. No era para menos. Alcanzar ese guarismo no ha un camino fácil. El Club Martiartu estuvo a punto de desaparecer a mediados de los 80 después de una década y media de esplendor. Pero gracias al tesón y al dinero que pusieron unos cuantos socios, el club superó la crisis. Hoy en día vive un momento dulce. Su presidente, Javier Sola, espera mantener la línea ascendente del club.

¿Qué tal estuvo la cena de gala del 40 aniversario?

Muy bien. Fue todo un éxito. Hubo 310 personas, y la gente disfrutó tanto que ahora me están pidiendo que organicemos una cada año.

¿Y el club?

Muy bien. Tenemos unos 320 socios titulares, con una masa social de unas 1.300 personas. Los fines de semana es una maravilla, hay una gran actividad deportiva y social.

¿Cuánto cuesta hacerse socio?

7.500 euros a fondo perdido.

¿Y de cuota?

La cuota que se paga es parecida al resto de los clubes de la zona. Por ejemplo, una familia con dos hijos menores de 14 años paga alrededor de 1.900 euros al año.

¿Es un club elitista?

No. El ser o no elitista lo marca la entrada a fondo perdido y yo creo que la nuestra es asequible si la comparamos con los 60.000 euros que exigen en otros clubes.

¿Cuál es el perfil del socio?

El de matrimonios jóvenes con niños pequeños en el que trabajan los dos, muchos en profesiones liberales.

Y que les gusta el deporte.

Por supuesto. La mayor parte de la gente que se hace socia es porque le gusta el deporte. Eso es la clave. Luego están las relaciones sociales.

Que también son muy importantes.

Sí, mucho más de lo pensamos. Porque aquí se hacen muchos contactos y es fundamental para los negocios o para encontrar trabajo.

¿Qué ofrece el club desde el punto de vista de actividad deportiva?

Muchas cosas. Tenemos cuatro pistas de tenis, cinco de pádel, dos frontones, cuatro piscinas -una de ellas climatizada-, un polideportivo, gimnasio, un campo de golf de 6 hoyos, otro de prácticas y un tirabolas con 14 puestos... y una guardería.

¿Una guardería?

Sí, es una de las cosas que más éxito tiene porque de esta forma los padres puede practicar deporte y relajarse mientras sus hijos están atendidos.

¿Qué tiene este club que no tenga una instalación municipal?

La tranquilidad. Es como un balneario. Cuando juego al tenis en primavera, estoy oyendo los pajaritos. Y en verano, cuando las piscinas de los polideportivos están masificados, aquí hay espacio de sobra. Y estás a sólo 15 minutos de Bilbao en coche.

¿Qué planes tienen para el futuro?

Hemos elaborado un plan estratégico para los próximos cuatro años en los que vamos a potenciar todas las modalidades deportivas. Por otra parte, también queremos potenciar el marketing y la publicidad porque el problema que tenemos es que no nos conoce la gente. A mí me siguen preguntado si todavía sigue abierto.

Es que pasó unos años muy malos.

Sí, pero se superaron.

¿Qué sucedió exactamente?

Que el club no fue ajeno a la crisis económica de los años ochenta.

¿Cuáles fueron sus mejores años?

En cuanto a socios, los primeros, tras su fundación. En 1971, cuando echó a andar el club, había 1.523 socios, con una masa social de 7.498. Yo no sé cómo podían meterse aquí los fines de semana.

¿De quién fue la idea de fundar el club?

De José Manuel Larrucea, un empresario que quería construir un club de élite en la zona, cerca de Las Arenas. En 1968 constituyó una sociedad promotora y buscó un emplazamiento. Encontró dos parcelas junto a la Torre Martiartu, en Erandio, aunque en aquel tiempo era Bilbao, que sumaban 95.000 metros cuadrados. Las compró y se encargó el proyecto al arquitecto Luis Pueyo.

¿Cuándo se inauguró?

El 29 de enero de 1971, tras casi cuatro años de obras.

¿Cuánto pagaron los socios en aquella época por entrar en el club?

Los primeros pagaron 55.000 pesetas; en una segunda fase, 66.000 pesetas, y en una tercera, 99.000 pesetas.

Unas buenas cantidades para principios de los años 70.

Sí, eran unas cantidades importantes. Por eso era un club de élite.

¿Qué ofertaba entonces?

Natación, frontón y el tenis, que entonces era lo más novedoso y elitista, como luego lo fue el golf.

A día de hoy, ¿cómo son las perspectivas de futuro?

Buenas, aunque hemos notado también las crisis económica.

Y usted, ¿qué deportes practica cuando está en el club?

Lo que más gusta es el tenis, pero también me gusta el frontenis y el golf, que aprendí cuando se puso en marcha el campo.