lOs jugadores trotan en el calentamiento ante la atenta mirada de un personaje inclasificable que levanta el ánimo del grupo con intervenciones tan sorprendentes como impredecibles. "Concentración", señala a uno de los futbolistas en un tono que conjuga al mismo tiempo la broma y el toque de atención. La filosofía oriental ha llegado al fútbol base getxotarra de la forma más inesperada a través de un rostro sonriente con tirón mediático. Qi Xie, exconquistador del fin del mundo y miembro actual del elenco de Vaya semanita.

A medio camino entre la sabiduría oriental y el humor campechano, Qi ejerce como tercer hombre del cuerpo técnico en el primer equipo juvenil de Galea en una función indefinida, a ratos de utillero, preparador físico o de animoso hincha. "Ejerzo de hermano mayor, que no es lo mismo que de Gran Hermano", simplifica divertido en un acento de hombre de mundo con el spanglish a cuestas adquirido en su periodo anterior en Irlanda y su entonación china.

Qi hace de contrapunto del entrenador, Aritz Esparza, una especie de poli bueno cuando llegan los inevitables reproches deportivos. Su intervención llega con una palabra amable o un consejo aplicable fuera del fútbol en los terrenos más resbaladizos de la vida. "Les trato de enseñar mi experiencia", señala.

Por su parte, el míster valora su aportación intangible, que asegura el buen rollo del vestuario. "Proyecta mucha tranquilidad. Tiene un buen aura", se ríe. Qi refleja en el equipo la teoría del yin y el yang, la dualidad de la naturaleza humana según el pensamiento oriental. "En nuestra cultura necesitas dos caras, una roja, que es la seria, y otra blanca, la divertida. Con las dos todo es más fácil", asume.

Lo cierto es que forma con Aritz un binomio especial que trasciende de la práctica deportiva. "Es mi mejor amigo", resume. El entrenador le ha servido de guía en su travesía por la cultura vasca, a la que llega tras su boda con una getxotara en Irlanda.

Su inclusión en el equipo le proporcionó un campamento base para intentar el asalto al popular concurso televisivo de ETB con el aval de su preparación física. Su presencia continuó tras su transformación en personaje mediático al enamorarse del fútbol base. "Lo que hace el Athletic manteniéndose tantos años en una de las mejores ligas del mundo es increíble. En esta situación es básico el trabajo de gente como Aritz que lo hace voluntariamente", señala.

La presencia de Qi sigue generando una cierta sorpresa entre los futbolistas que, de vuelta a casa, satisfacen la curiosidad de sus amigos. "Es algo de lo que hablar. Nunca me había encontrado un técnico similar", reconoce Unai, jugador procedente del Leioa. Este juvenil reconoce la efectividad de este peculiar preparador. "Los mensajes que lanza se quedan mejor que el típico tostón que puedes escuchar de un entrenador", apunta.

A los adolescentes se les ha quedado grabada la metáfora de los palillos, en la que Qi expresaba gráficamente la importancia del grupo. Los palillos, que rompía individualmente, se volvían invulnerables cuando formaban parte de un mismo paquete. La fortaleza del grupo es su particular aportación cultural al equipo.

"Nosotros siempre vamos en grupo incluso como turistas. Trabajas mejor unido que con individualidades", asegura. Qi refuerza la unidad a través de valores como el compañerismo para mejorar las relaciones de los integrantes.