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"El caserío de Landetxo se construyó tan bien que estableció un modelo imitado desde entonces"

Landetxo Goikoa, el caserío más importante de Mungialdea, cumple este año su quinto centenario con un sinfín de actividades. Uno de los que más empeño puso para recobrar la vida de este baserri fue Alberto Santana, conocedor de su gran valor arquitectónico e histórico

"El caserío de Landetxo se construyó tan bien que estableció un modelo imitado desde entonces"Foto: Izenaduba Basoa

Mungia. En el marco de las actividades para celebrar el 500 aniversario del caserío mungiarra de Landetxo, el historiador Alberto Santana desgrana las particularidades de una construcción de gran valor para Mungialdea.

¿Qué valor tiene Landetxo Goikoa?

Es no sólo uno de los caseríos más hermoso que tenemos, sino que además es uno de los padres de los caseríos modernos, tal y como los conocemos hoy en día. No podemos decir que fue el primero, pero sí de los que formaron aquella primera generación.

¿De qué fecha data?

Las casas no tienen acta de bautismo, por lo que no podemos conocer la fecha exacta de su inauguración, pero fue hace aproximadamente cinco siglos, año arriba o año abajo. En Euskadi tenemos en torno a 40.000 caseríos y este sin duda está entre los diez mejores.

¿Por qué?

Aunque tiene algún baserri que le precede en 15 ó 20 años, lo cierto es que Landetxo lo hizo mejor. Se construyó tan bien que sentó un modelo a imitar. Decimos que es una de las madres por ser uno de los buenos. Hace quinientos años, cuando la gente veía este caserío se tenía que sentir atraído, más de uno seguro que se quedó con la boca abierta. Por eso decimos que supuso una ruptura con lo anterior.

¿Quién lo construyó?

No lo sabemos. Tenemos hipótesis pero no certezas. Aquí se pusieron en juego técnicas constructivas de la madera muy sofisticadas y queda demostrado que quien hizo Landetxo no era la primera vez que usaba esas técnicas, ya que es una obra muy seria. Esa misma técnica se usaba en el sur de Alemania desde unos 50 años antes. Por tanto, esa forma de construir no se inventa aquí, pero ¿cómo aprendieron los vascos a levantar este tipo de edificios? No lo sabemos. Sólo había en Europa unos pocos centros donde se enseñaban técnicas constructivas y sabemos que hubo contacto entre alemanes y vascos. Por ejemplo, en la catedral de Burgos, que tiene una base de madera. Juan y Simón de Colonia fueron los arquitectos de aquella mole, pero el jefe de obras era un vizcaino llamado Goiri. Son sólo hipótesis.

¿Landetxo Goikoa era rico?

Extraordinariamente. Quien lo edificó quiso demostrar su poder, pero eran labradores y la casa está dotada con todo lo necesario para ellos. Después se difundieron copias baratas, pero las primeras pertenecieron a labradores, labradores poderosos. Por las evidencias documentales sabemos que los Landetxo eran una familia poderosa en la recién fundada Mungia. Los baserris son en realidad, lo mejor de las viviendas de los labradores de todo el planeta.

¿De dónde procede la importancia del caserío para la sociedad vasca?

Representa un elemento imprescindible en nuestra cultura. La casa es tan importante que nos da nombre para todo. Casi diría que su importancia está a la par que la de nuestro idioma, el euskera. Nosotros ahora llamamos a nuestros familiares así, familia, parientes… pero de siempre han sido etxekoak, los de casa, por poner un ejemplo. Es tan importante que somos el pueblo con nombres de casa, algo casi único en el mundo.

¿Se refiere a los apellidos?

Sí, aquí pasa algo que no ocurre en muchos lugares y que no es normal. Nuestras casas tienen nombre propio. Un nombre que además no ha cambiado durante siglos, de hecho, en muchos casos el nombre es más viejo que los propios caseríos. Sabemos que hay caseríos que se llaman exactamente igual que la casa que había ya en el mismo lugar siglos antes de estar fechado el caserío. El nombre va más allá del edificio. Un ejemplo, Landetxos ahora tenemos dos, Goikoa y Bekoa, pero originariamente sólo había uno, este. Eso significa que todos los Landetxo que hay en el mundo tienen un mismo origen, todos proceden en algún momento, de aquí.

Sin embargo, el fenómeno de los caseríos no se da en toda Euskal Herria, ¿no?

Exacto. Lapurdi, Gipuzkoa, Bizkaia, el noroeste de Navarra, en Behe Nafarroa en algunas zonas, en el norte de Araba… Son 225 kilómetros de extensión de este a oeste y 185 kilómetros de longitud de norte a sur los que cuentan con baserris, tal y como los conocemos. En Zuberoa por ejemplo no hay caseríos, excepto en pueblos como Pagola, aunque sean igual de vascos.

¿Cuántos han pervivido hasta hoy?

Materialmente no hay espacio para tantos, pero tenemos 40.000 extraordinariamente ricos. Imaginamos que hace siglos los viajeros que venían a Euskadi debían sorprenderse al ver como vivían los labradores de la época.

¿Y cómo surgieron?

Sabemos dónde nació el fenómeno, pero no cuando ni porqué. Fue en lugares altos, como Jainko, Botiolas, Goiri... La zona de Mungia es un falso valle, con pequeñas colinas, como en la que se asienta el propio Landetxo Goikoa. Esos enclaves se ocuparon hace más de un milenio. Sitios como Llona en Mungia, que creemos que en el siglo IX o incluso en el VIII ya estaban habitados.

Pero esos no son los caseríos que hoy conocemos, ¿no?

El tipo de caserío que se extendió después nace en la época contemporánea de Landetxo Goikoa. Antes de que se construyera ya hubo viviendas en este mismo solar. Al reconstruirlo hayamos pruebas de un horno semienterrado de en torno a 1180. Hemos hallado restos de postes que marcarían las estancias anteriores. Lo que pasa en torno al año 1500 no lo sabemos con certeza.