José María Delclaux: "Aquí lo primero son las vacas y luego la misa"
José María Delclaux se hizo cargo el pasado día 1 de septiembre de las 18 parroquias que hay en el valle de Karrantza. Él, que se considera un "urbanita perdido", espera convertirse en un "cura de pueblo" con el paso del tiempo. Por ahora, está encantado con la acogida
Karrantza. Los domingos no le va a faltar trabajo a José María. Deberá coger el coche y hacerse una media de 30 kilómetros por las tortuosas carreteras del valle de Karrantza para celebrar tres misas en diferentes iglesias: a las 11.00 horas, a las 12.00, y a la 01.00 horas del mediodía. "Aquí hay que empezar tarde", comenta, "porque lo primero son las vacas y luego, la misa". José María está muy ilusionado con la nueva labor pastoral, que tampoco es tan desconocida para él porque ya estuvo en dos ocasiones anteriores en este precioso valle, situado en los confines de Bizkaia.
¿Cómo se encuentra en su nuevo destino?
Muy bien, con mucha ilusión y con muchas ganas de trabajar.
¿Se siente ya un cura de pueblo?
No, todavía no. Me tendré que adaptar porque yo soy un urbanita perdido. Seré un cura de pueblo cuando sea popular, es decir, cuando sea uno más del pueblo.
¿Qué tal ha sido acogido por los vecinos?
Muy bien. Y eso que dicen que los carranzanos son un poco complicados. Pero yo creo que son igual de complicados que cualquier otra cultura. Personalmente me he sentido muy bien acogido y me encuentro muy a gusto. Aunque creo que en ello ha influido que ya me conocían de antes.
¿Ha estado más veces como sacerdote en Karrantza?
Sí. Cuando fue nombrado vicario, el equipo que había aquí, compuesto por cuatro religiosos franciscanos, se marchó, por lo que tuve que venir para tener una presencia sacerdotal en el valle. En aquella ocasión también me acogieron muy bien.
¿Karrantza es un destierro?
Para mí, no. Yo he venido porque he querido. Me lo pidieron y he aceptado gustosamente. No vengo ni castigado, ni desterrado, que era la fama que tenía Karrantza cuando a uno le mandaban aquí. Yo estoy encantado.
¿El trabajo en parroquias rurales es más difícil que en las urbanas?
Es diferente. Aquí tienes una serie de ventajas e inconvenientes.
¿Cuáles son las ventajas?
La ventaja más importante es que aquí el ritmo de vida es natural, no hay prisa, no hay aceleraciones. Por eso, yo me siento un privilegiado al estar en mitad de la naturaleza.
¿Y algún inconveniente?
Aquí el invierno es muy duro. Ahora está muy bonito, pero en invierno hiela y las carreteras se ponen peligrosas.
¿Unas carreteras por las que tendrá que transitar bastante?
Sí, sobre todo, los domingos. Porque el trabajo aquí se concentra durante el fin de semana.
¿Cuántas misas tiene que celebrar los domingos?
Yo celebro tres. José Luis Beltrán, que es el cura al que yo he relevado, y que se ha jubilado, oficia otras tres misas, y un palotino celebra dos. En total, celebramos ocho misas en otras tantas iglesias de las 18 parroquias que hay en el valle.
¿A qué horas celebra las misas?
La primera a las 11.00 horas, la segunda a las 12.00 horas y la tercera a la 01.00 horas del mediodía. Hay que tener en cuenta que no se pueden poner muy temprano porque aquí lo primero son las vacas y luego, la misa.
¿Cuántos kilómetros recorre para celebrar esas tres misas?
Una media de 30 kilómetros cada domingo como mínimo. En el valle las distancias son largas entre barrio y barrio, y algunas carreteras son muy estrechas. En este sentido le contaré una anécdota.
Cuente, cuente
Hace años, en la anterior ocasión que estuve destinado, cuando iba al barrio de Bernales tenía que calcular la hora que bajaba el camión de la leche para no cruzarme con él porque no había sitio para los dos vehículos en la carretera.
¿En qué va a consistir su trabajo además de celebrar misas y otros oficios religiosos?
El trabajo depende de lo que uno quiera hacer respetando siempre el ritmo de las personas. Aquí, lo que hay que hacer es estar con la gente, compartir sus espacios públicos. La gente, cuando tiene problemas necesita compañía, cercanía. Y eso no es sólo labor del sacerdote, sino del equipo.
¿Qué equipo tiene?
Un equipo estupendo que está compuesto por cuatro religiosas, que son Hijas de la Cruz. El papel que ellas realizan es fundamental y básico. Las religiosas hacen una intermediación muy importante entre el pueblo y el cura. Gracias a ellas, el sacerdote no se encuentra solo en Karrantza.
¿Cómo es el día a día en el valle desde el punto de vista sacerdotal?
Pues todavía no le puedo contar mucho porque estoy recién llegado. Lo único que le puedo decir es que no he tenido tiempo para aburrirme. Pero como el trabajo se acumula de viernes a domingo, entre semana aprovecharé para estar con la gente. Eso sí, por la noches, cuando los aldeanos ya han dejado las vacas más tranquilas. Por otra parte, también tendré más tiempo para dedicarme a mí otro encargo.
¿Cuál es ese otro encargo?
Desde hace años llevo la Pastoral Social de la Diócesis de Bilbao. Eso me obliga a estar los lunes y martes en Bilbao. Pero el resto de la semana, que estaré aquí, en Karrantza, tendré más tiempo para estudiar y escribir. Antes no tenía tiempo.
¿Cuándo?
En Santurtzi, donde he estado antes de venir a Karrantza. Aquello era un locura porque estaba todo el día de un sitio para otro. Era una situación un poco complicada porque tenía dos parroquias y estaba solo. No tenía a nadie que me ayudase. Y además tenía que compaginarlo con la Pastoral Social.
¿Cuántos años lleva ejerciendo el sacerdocio?
Pues ya son 37 años.
¿Se siente a gusto?
Sí. Me gusta mi trabajo. Me gusta ser cura. No me arrepiento en absoluto de haber elegido este camino.
¿En algún momento de su vida ha tenido una crisis vocacional?
Crisis siempre se tienen, pero de las crisis se puede salir fortalecido, como ha sido mi caso.
¿Qué piensa del celibato? ¿Es partidario de que se casen los curas?
Yo soy partidario del celibato opcional, aunque personalmente no siento necesidad. Yo me siento bien como sacerdote célibe.
¿Y que las mujeres puedan celebrar misa?
Desde el punto de vista teológico no habría mayor dificultad, pero desde la disciplina de la Iglesia nunca se ha tenido a bien. Pero como eso no depende de mí.
Hablaba de la Iglesia con mayúsculas. ¿Cómo se ve desde este rincón de Bizkaia a la jerarquía eclesiástica?
La Iglesia que tenemos es la que es: santa y pecadora. Me podrá gustar más o menos, pero es mi madre. Otra cosa es que no esté de acuerdo en cómo se nombran los obispos.
¿No le falta democracia a la Iglesia católica?
Más que democracia, le faltan formas. Yo creo que el gran déficit de la Iglesia es la comunicación, el márketing. A veces parecen unas formas muy ancestrales, muy anacrónicas. Pero, ¿qué le voy a decir? Yo defenderé a la Iglesia porque es mi madre.
¿Y qué me dice de la diócesis de Bilbao?
Yo siempre me he sentido muy bien. Estuve con don Ricardo Blázquez muy a gusto como vicario y espero que con don Mario suceda lo mismo. De hecho, él fue el que me ha pedido que venga.
Lo que no logra la Iglesia es atraer a los jóvenes. ¿Tampoco en Karrantza?
Así es. La juventud se concentra en los pórticos de las iglesias para hacer lo que no deben. No hay forma de meterlos dentro. Tampoco es que tengamos interés de meterlos a la fuerza (se ríe), pero se encuentran en otra cultura y es muy difícil el diálogo con ellos. Es un debate que está permanentemente en la Iglesia, pero no sabemos cómo hincar el diente a este asunto.
Más en Bizkaia
-
Korrontzi, Puro Relajo, Dupla y Süne pondrán música a las Madalenak de Arrigorriaga
-
La Quiniela deja tres boletos ganadores de catorce aciertos en Bizkaia
-
La Mancomunidad de Nerbioi-Ibaizabal pone en marcha un servicio de asesoramiento energético
-
Noche templada en Bizkaia: Bilbao no baja de los 20 grados