La voz rota del pueblo
El pueblo no tiene el melódico timbre de las sopranos ni el arrebato del do de pecho de un tenor; tampoco jilguerea con la soltura de una mezzosoprano o una diosa pop ni escala hasta las voces campanudas, del estilo, qué sé yo, del desaparecido Nino Bravo. La voz del pueblo es, en demasiadas ocasiones, un lamento, una voz rota que llega al hondón del alma de quien la escucha. Eso lo entendió muy bien y hace ya mucho tiempo, Víctor Manuel, amamantado en la dura Asturias de las minas y los ferrocarriles. Por esa herida abierta brotó su sensibilidad, a la que pronto ha de unirse la pericia como músico. Una historia y materia prima; con eso ha sido suficiente.
Ayer, cuando apareció sobre el escenario del Teatro Campos Elíseos, el legendario cantautor astur ya tenía al público ganado. Nada que ver su prestigio con el de aquel año de 1963, una de esas fechas marcadas en el calendario de su vida. Suele ocurrir así: hay un tiempo en el que uno crece o se estanca. El tiempo de Víctor Manuel fue, ya digo, 1963. Se presentó al primer Concurso Artístico de Otoño, celebrado en el Teatro Capitol de Mieres, como cantante e instrumentista, con el nombre artístico de San José. Tras llegar a la final no pudo presentarse debido a un resfriado. Se diría que estaba predestinado al "no". Pero aquel joven era de madera terca, así que abandonó los estudios para convertirse en el cantante de la orquesta Bossa Nova. Ese mismo año también fue seleccionado para jugar en el equipo juvenil de fútbol del Caudal, pero se decanta por la música.
Nunca se sabrá si ganó ésta o el deporte, pero lo cierto es que como músico arrastra un amplio séquito de partidarios. Ayer, insisto, muchos de ellos se reunieron a su alrededor en el Campos. Allí se dieron cita el delegado de la SGAE en la zona norte, Ignacio Casado; Iñaki Astigarraga, Javier Agirre, Mari Carmen Abadía, Ana Blanco, Gorane Bilbao, Begoña y Marta del Saz, Uxua Matesanz, Alfredo Gómez; el fotógrafo de moda (dicho sea de modo reversible: es decir, porque fotografía el mundo de la alta costura y porque lo hace bien...), Lucho Rengifo, la directora de Turismo del Gobierno vasco, Isabel Muela, Iker Cirión, Josune Candela, Belén Urrutia, José Luis Azkarate, Joseba Gisasola, Virginia Corral, Aitor Mendibelzua, Alejandro Soto, Matxalen Santamaría, Alicia Hernández, Pedro Prieto, Alicia del Corral; el trío compuesto por María Teresa Olmos, Begoña Sagredo y Carmen García; Jaime Etxebarria, Idoia Peinador y un buen número de seguidores del artista.
Era de esperar, como así sucedió, que en su segundo fin de semana de vida, el resucitado Teatro Campos despertase aún expectación entre los asistentes. El gentío fue y vino entre las remodeladas instalaciones donde pudo verse, también, a Carlos Ortiz, Natalia Orbegozo, Iñigo Bilbao, Gorka Olabarria, Iñigo Uriarte, Esther Mintegi, Alazne San Juan y un buen número de invitados que disfrutaron de una tarde de pantalón largo y voz quebrada, como ya dije al principio.