Sestao. Las asociaciones vecinales de la zona baja de Sestao siguen descontentas con los niveles de conflictividad que soportan. Justo cuando se cumple un año de la celebración de un multitudinario pleno extraordinario para estudiar propuestas que disminuyeran la sensación de inseguridad en el entorno, entidades vecinales denuncian que la situación "continua igual" y se muestran insatisfechos con la actuación del Ayuntamiento, al que acusan de no haber puesto en marcha aún una parte de las medidas que reclamaron en aquella sesión.

El presidente de la asociación Txabarri Garbi, Manolo Fernández, afirma que el barrio sigue envuelto en un clima de "robos, agresiones y problemas de convivencia". "El último acto conflictivo lo descubrimos este viernes por la mañana. Dos coches que estaban aparcados en la calle La Iberia amanecieron completamente destrozados", cuenta. "Aquí, las cosas siguen igual o incluso peor que antes", añade Maite Landa, de la asociación Sestao en Marcha.

Fernández fue uno de los ciudadanos que, a finales del año pasado, formó parte de las patrullas ciudadanas nocturnas que recorrían uno de los barrios más degradados de la comarca para atajar una delincuencia a la que, bajo su punto de vista, no le metía mano la Policía.

Propuestas Sus protestas desembocaron en una sesión plenaria celebrada el 2 de diciembre en la que vecinos y partidos políticos plantearon propuestas para mejorar la seguridad ciudadana en la zona baja. Cuestiones que el equipo de gobierno se comprometió a trasladar a las comisiones municipales pertinentes para que, en cada una de ellas, se adoptaran los acuerdos oportunos. Algunas de las más destacadas fueron abrir la comisaría de Los Baños durante todo el día, patrullas a pie por el barrio y mayor coordinación con la Ertzaintza.

Doce meses después, el presidente de Txabarri Garbi asegura que "ninguna" de estas tres se ha llevado a efecto. "En el caso de la comisaría no sólo no han atendido nuestra solicitud, sino que encima los agentes han sido trasladados a la zona alta del pueblo", critica. Respecto a la presencia de uniformados vigilando por el barrio, Fernández asegura que "es cero". "Ni se han hecho las patrullas conjuntas con la Ertzaintza ni tampoco vemos últimamente agentes a pie; sólo a los girotaldes, pero ellos no tienen ninguna autoridad", protesta.

El propietario del bar La Cabaña comenta que en los días posteriores a las protestas vecinales sí observó más policías, "seguramente para que los vecinos los viéramos patrullar", pero asegura que su presencia ahora no es tan notoria.

Delincuencia grabada La hostelería fue uno de los gremios más castigados por la delincuencia hace un año, pero este mismo empresario asegura que ahora la situación está "más tranquila". Pero, a tenor de unas grabaciones realizadas por la asociación Sestao en Marcha, la convivencia no es tan dulce. En esas filmaciones, que ha podido revisar este periódico, se ve a niños rompiendo una cristalera, a un vecino preparando una bomba casera con salfumán y papel de aluminio que hace explotar en plena calle e, incluso, una agresión. Además, han mostrado un coche que, tras quedar encerrado en un patio por unas obras, apareció calcinado hace varios días.

La zona baja de Sestao cuenta, desde hace meses, con cámaras de seguridad en las calles La Iberia y Los Baños. Su colocación fue otra de las peticiones que realizaron los vecinos pensando que así se intimidaría a los delincuentes y se podría identificar a los autores de estos actos incívicos. Aunque gracias a ellas se consiguió detener a un hombre que cometió una agresión, las asociaciones no están satisfechas con su rendimiento. Maite Landa, de Sestao en Marcha, se queja de que las cintas "no se visionan a diario", sino solamente "cuando se denuncia un hecho".

Javier San Martín, de la asociación Alde Berri, señala que las "intimidaciones y amenazas" son habituales. De hecho, asegura que hace varios días un miembro de la asociación fue agredido. Bajo su punto de vista, el problema radica en la presencia de un grupo de "personas asociables" que a su vez "traen a gente de fuera que son todavía más asociables".

Txabarri Garbi denuncia también que el Ayuntamiento ha hecho caso omiso a las denuncias de pisos pateras donde se hacinan "hasta veinte personas" y a las solicitudes de derribo de la infravivienda "que acoge a muchos delincuentes".