Ducha con un barreño
La comprensión tiene un límite, mayor en los vecinos y menor en el casode comerciantes y hosteleros. La falta de agua mella sus negocios
TAMARA no se duchó ayer.Se levantó a las siete ymedia, para ir a la universidady cuando giró la llavedel grifo, hizo un ruido raro, y nosalía nada. “¿No se supone que estoiba a estar arreglado para estahora?”, preguntó a su madre. Calentóagua en la cocina y se la tiró porencima. “Me he duchado con unbarreños”, se lo tomaba con humor.Para ella el corte de agua tuvo consecuenciassin importancia. Sumadre, Maite, estaba más enfadada.Nopudo poner la lavadora, ni el lavavajillas.
Bajó al supermercado acomprar agua embotellada a las nueve,cuando abre. “Había cola, peroquedaban botellas”, explicaba. Y esque fueron muchos los vecinos quetemieron encontrar las baldasvacías y madrugaron. De hecho,Fran, responsable de un comercio,aseguraba que en un par de horas seagotaron las cajas del almacén. Maitevolvió a su casa, en El Karmelo, yestuvo toda la mañana probando elmonomando de la cocina. “Ha sidouna cochinada. He hecho la comida,he manchado un montón de cacharrosy, encima, cuando ha vuelto elagua, he tenido que recoger todo”,protestaba.
Su vecina, Ana, veía la situacióncon más calma. “Me he dado el díalibre -bromeaba-; hemos comidobocatas, que tampoco pasa nada, yhe paseado un buen rato”. Eso sí,reconocía que la situación era un“verdadero problema” para las familiascon niños pequeños a los que laprolongación del corte de agua habíapillado por sorpresa.Ella misma llevóun par de botellas que guardabaen la despensa a su hija, que tienegemelos de dos años. “Esos no sabenempalmes de tuberías ni de obras”,decía.
Las malas caras y los enfados seencontraban a pie de calle, entre loscomerciantes, hosteleros sobre todo.Habían previsto cerrar, en principio,la tarde del miércoles. Así lo hizoJavi. Se levantó a las cinco y mediade la madrugada de ayer. Y “no melo podía creer” cuando abrió el grifode casa. “Mira que dije que medaba igual, con tal de tener la barrallena de pintxos a las siete”, peroestaba enfadado. Los desayunos sonla parte del negocio más fructífera:“Prefiero no hacer cuentas porqueel corteme sale caro”.