El obispo de Bilbao aboga por la "paz" en el día de la Virgen de Begoña

Rosquillas, pastel vasco o tarta de queso han sido los perfectos anfitriones del numeroso público que durante la mañana se han congregado en la basílica de Begoña para asistir a la misa mayor en honor a la patrona de Bizkaia. Presidida por el obispo de Bilbao, Joseba Segura, y acompañado por su antecesor en el cargo y actual arzobispo de Burgos, Mario Iceta; el prelado ha asegurado que la paz es “valentía” y que “no consiste en cerrar los ojos y encender una vela, buscando aislarse de los conflictos. Tampoco se consigue cambiando de canal para evitar ver los padecimientos de pueblos enteros”.

No caer en conflictos

En su homilía, el obispo de la diócesis de Bilbao ha reiterado que esta paz “nos invita a ser agentes de reconciliación en un mundo donde nunca faltan motivos para alimentar confrontaciones”. En un panorama internacional lleno de tensiones y conflictos bélicos, Joseba Segura ha abogado por “la paz” en sus más amplias acepciones.

Son miles los vizcainos que sienten un gran cariño y devoción por la Amatxu de Begoña, que recorren kilómetros para acercarse a su templo y orar ante su imagen. De hecho, Segura ha señalado que “la oración debe dar fruto en nuestra vida diaria. Nuestra devoción a la Amatxu nos transforma en constructores de paz”, lo que significa "buscar la reconciliación con quienes nos han herido, pronunciar palabras de bondad… defender la justicia asumiendo sus costes y tratar con misericordia a quienes la sociedad condena”. La misa mayor de la jornada ha concluido con el tradicional cántico a la virgen: Begoñako Andra Mari.

Ambiente festivo

A la hora de la misa mayor, el acceso a la basílica de Begoña ha estado repleto de gente. Personas, que desde diferentes puntos de Bizkaia, se han acercado a este punto de Bilbao para rendir su particular homenaje a la patrona del Territorio Histórico. La bienvenida la daba la Cofradía de Nuestra Señora de Begoña, que en su puesto han ofrecido diferentes productos a los asistentes: estampitas, cordones… un sinfín de símbolos de la virgen.

El día de la Amatxu no es sólo acudir al templo religioso sino que también tiene un cariz festivo por lo que no faltaron las dos txosnas y los puestos de dulces, acompañados por un grupo de txistularis que aportaron la nota musical a la cita.

Y, un poco más alejados del núcleo de la basílica, los más pequeños de la casa también tuvieron su espacio para disfrutar con camas elásticas, juegos tradicionales o mesas para pintar.