Entre la presa de Bolintxu, el monte Pagasarri y el antiguo Camino Real, se encuentra el palacio Seberetxe, una joya del barroco vasco ubicada en Artigas, en el término municipal de Bilbao. Construido en el siglo XVII, se trata de un palacio derivado del modelo arquitectónico de las villas renacentistas toscanas. Es el último de este estilo como ejemplo de villa campestre que se conserva en la ciudad y fue reconocido como monumento en 1980 por el Gobierno vasco, con la calificación de protección especial debido a su valor cultural y arquitectónico .
A pesar de su importancia histórica, el palacio sufrió daños estructurales en los últimos años y fue declarado en ruinas por el ayuntamiento de Bilbao. Por ello, la empresa especialista en restauración de patrimonio Artelis Conversación y Restauración y el estudio de arquitectura Sg2arquitectos han llevado a cabo una ardua y minuciosa labor de conservación y restauración del edificio que ha llevado más de dos años.
"Una de las labores más importantes para la rehabilitación ha sido consolidar su estructura, que se ha conseguido gracias a dos estructuras metálicas, una por cada piso, que funcionan a modo de cinturón para estabilizarlo", explica Julio Sans, el arquitecto que está llevando a cabo la reforma.
Antiguamente había dos viviendas en el edificio, que pertenecían a un delegado del monarca Fernando VII. El rey le concedió estas tierras y erigió la obra, aunque siempre se ha utilizado con un fin rural. En la parte baja estaban los animales mientras que las estancias superiores eran muy humildes. "Ahora se ha llevado a cabo una reforma científica y purista para adaptarla a los tiempos de hoy como propiedad privada", apunta.
La construcción, que cuenta con dos alturas y una buhardilla, se encuentra en una posición dominante y muy visible sobre el fondo del valle al que se orienta su fachada principal. Esta ubicación estratégica le otorgaba una posición estratégica tanto para el control del tránsito como para el desarrollo de actividades agropecuarias y comerciales. En sus orígenes, esta casa solariega se alzó junto al Camino Real que unía la villa de Bilbao con Orduña, camino recorrido por viajeros y comerciantes del Reino de Castilla que buscaban una salida al mar. Su entorno ofrece un atractivo recorrido histórico y natural, incluyendo el caserío Asua del siglo XVI y un lavadero comunal de interés cultural.
Una logia poco habitual
El inmueble presenta planta rectangular con su fachada principal orientada al Este, toda ella realizada en sillería de piedra arenisca con un tratamiento de gran regularidad y excelente calidad en el labrado. Sin embargo, uno de los elementos que más destacan en la edificación es la logia, compuesta por tres arcos de medio punto, con fustes de cuerpo redondo y de una sola pieza. "Es algo muy poco habitual para la época, y tiene una clara influencia genovesa", afirma el arquitecto
Otro de los mayores retos de la reforma ha sido la creación del balcón principal, que cuenta con catorce metros de longitud. "Hemos sustituido el de madera que había antes por uno mucho más amplio, como no podía ser de otra manera, influenciado por el estilo barroco. Cuando se realizó la limpieza de la fachada aparecieron barrotes antiguos incrustados. De ellos se sacaron moldes y se consiguió respetar el original, ya que tenía algunas de las ménsulas fijadas en la parte superior", señala Sans.
La construcción está rodeada por una línea de imposta que divide planta baja y primera, así como una cornisa moldurada que divide planta primera y segunda. Flanqueando las dos esquinas principales ostenta dos escudos de armas, y en su iconografía se observa un árbol raigado y al pie un lebrel con collar que persigue a un jabalí, dos lobos semirampantes, uno sobre otro y una orla perimetral de ocho calderas. Estos emblemas se han mantenido de forma fidedigna con los originales, al igual que otros elementos como la línea de impuesta y los ojos de buey. Para el vallado exterior, se ha recuperado el muro y se ha añadido una puerta de otro palacio barroco, siempre buscando algo original de la época, la herrería y los tipos de barrotes.