Pocas veces una mujer es objeto de un estudio científico universitario. Pero que se publique el trabajo del equipo investigador en una revista de prestigio y que la protagonista sea una bilbaina de peso histórico es totalmente inaudito. Es el caso de Casilda Iturrizar, sí, la mujer cuyo nombre bautiza el céntrico parque de la villa, y cuya trayectoria, una vez falleció su marido, José Tomás Epalza, influyó tanto entre las mujeres y la población en general de finales del siglo XIX de la capital vizcaina.

Este trabajo, elaborado por diez especialistas de las universidades del País Vasco y Barcelona, plantea la idea de cómo los movimientos feministas han invisibilizado a mujeres que, por ser de clase social burguesa, por su conservadurismo y su religiosidad, no entran dentro de sus perfiles a valorar.

El citado estudio quiere reivindicar la figura como feminista de Casilda Iturrizar y su rigurosidad científica le ha supuesto que haya sido publicado en la prestigiosa revista Q2.

En sus conclusiones el trabajo destaca cómo “si feministas prominentes que ostentan poder y recursos deciden excluir a una mujer de este proceso, se vuelve altamente poco probable que obtenga reconocimiento de otras maneras”.

También deja traslucir “la tensión que rodea el legado de Casilda Iturrizar dentro de los círculos feministas vascos, por sus creencias políticas y religiosas, lo que lleva a desacuerdos sobre el reconocimiento de sus contribuciones”.

La mayoría de los habitantes de Bilbao desconocen sus contribuciones y las feministas y las instituciones ignoraban sus logros

El trabajo de campo, consistente en encuestas con 442 participantes y cinco entrevistas comunicativas con educadores, reveló que la mayoría de los habitantes de Bilbao desconocía las contribuciones de la filántropa, y que las feministas y las instituciones ignoraban asimismo sus logros.

Y no fueron pocos. El trabajo recoge la gran labor de una bilbaina que llegó a ser la mujer más rica de la villa. Al morir su marido tenía una fortuna estimada en 12 millones de reales (la misma cantidad que entonces tenía el bisoño Banco de Bilbao), era la principal propietaria urbana de la capital vizcaina, con un total de 19 edificios residenciales, y recibía unas rentas anuales estimadas en 65.383 pesetas de la época.

Orígenes humildes

Una posición económica envidiable, pero sus orígenes humildes –era hija del caballerizo del hombre con el que se casó– hicieron que a pesar de su inusual ascenso social mantuviera su cabeza amueblada y mirara siempre a las clases sociales más bajas financiando infinidad de obras de beneficencia.

La preboste local supo mantener e incrementar su fortuna con variadas inversiones pero sin llamar la atención, a lo bajini que se diría ahora en Bilbao, ayudando con el dinero ganado a todo tipo de entidades, entre las que se encontraban, también, ordenes religiosas como los Agustinos de Portugalete, los Claretianos del barrio de San Francisco o las Siervas de Jesús de La Naja.

Casilda Iturrizar falleció el 22 de febrero de 1900, sin herederos, por lo que legó su fortuna, que ya superaba los diez millones de pesetas, a múltiples instituciones locales.

El estudio opina que hay que abrir el feminismo a todas las mujeres, incluidas las que se han vuelto invisibles por ser conservadoras y religiosas

Destacaron las increíbles donaciones para la época a la Santa Casa de Misericordia (500.000 pesetas), al Hospital Civil de Basurto (250.000), a la Casa de Expósitos (125.000) y al Ayuntamiento bilbaino para la construcción de las Escuelas de Tívoli, un total de 550.000 pesetas.

Incluso llegó a financiar un fondo para becas destinadas a los alumnos más brillantes de las escuelas públicas de Bilbao, que desde 1902 hasta hoy se ha concedido anualmente.

Figuras olvidadas

Los autores del informe consideran que “la evidencia científica se presenta como una herramienta esencial para ampliar el reconocimiento de Casilda Iturrizar y otras mujeres cuyas contribuciones al progreso social se han visto eclipsadas por movimientos con ideologías que no han sabido reconocer su relevancia”.

Es más, el informe indica, en sus conclusiones, que “los movimientos feministas y las instituciones educativas pueden tomar medidas concretas para integrar figuras como la de Casilda Iturrizar en sus marcos”.

El equipo redactor apuesta, en este sentido, por poner en valor la figura de esta mujer especial con un reconocimiento que también tiene que llegar a otros niveles. Por ello, consideran que “los museos, archivos y espacios públicos deberían presentar exposiciones e información sobre estas figuras olvidadas para garantizar que sus historias se compartan con un público más amplio”.

Curiosamente, y parece que recogiendo el guante sin querer, el Ayuntamiento de Bilbao ha incluido un retrato de Casilda Iturrizar pintado en una persiana de un local cerrado de Bilbao La Vieja dentro del programa de revitalización del sector comercial, que ilustra este reportaje.

El informe también admite limitaciones, ya que el trabajo de campo sobre la figura de la filántropa bilbaina ha sido exiguo, y eso a pesar de que se ha utilizado una metodología comunicativa que ha sido pionera en los criterios actuales de impacto social y cocreación.

El estudio reconoce “la imposibilidad de demostrar la posible relación causal entre la invisibilización de Casilda Iturrizar en el feminismo y su ideología conservadora y religiosa”. Por ello, los autores concluyen que estas interacciones se tendrían que ampliar en el futuro para confirmar el planteamiento y avalarlo de forma más significativa. De hecho, consideran que estos hallazgos pueden llegar incluso a tener un impacto social abriendo el feminismo a todas las mujeres, incluidas aquellas que se han vuelto invisibles por ser conservadoras y religiosas. l+