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La otra cara de Santo Tomás: carteles para que no se orinen los portales y pastelerías vendiendo alcohol

La jornada festiva que gira en torno a una feria agrícola deriva, a juicio de los vecinos, en un "borracherío" y un "desmadre"

La otra cara de Santo Tomás: carteles para que no se orinen los portales y pastelerías vendiendo alcoholAndrea Valle

"Antes Santo Tomás era una fiesta en la que bajabas a comprar y el ambiente era una maravilla, ahora esto se ha convertido en un borracherío y un verdadero desmadre", asegura una vecina de la calle Esperanza de Bilbao al entrar en su portal. 

En la puerta de entrada hay un cartel que pide respeto hacia los vecinos y dos imágenes muestran la prohibición de orinar en ellos. Son varios los portales que cuentan con este cartel que ha colocado Bilboko Konpartsak, aunque para esta vecina, que acaba de volver a la zona por motivos personales tras años viviendo fuera del Casco Viejo, "no sirven de nada". "La gente ya sabe que no tiene que orinar, no me sirve de nada que se pongan estos carteles. El problema es que cuando el alcohol se ha convertido en el eje central de la fiesta llega un momento que la gente no piensa en qué está bien o qué está mal", denuncia. 

Carteles de Bilboko Konpartsak para evitar que se orine en los portales

Alcohol en pastelerías y droguerías

Tanto es así, que incluso las pastelerías de la zona y las tiendas de droguería este sábado venden alcohol. "Es algo que no hacen nunca, pero en Santo Tomás y demás fiestas parece que todo vale", cuenta indignada.

Cartel de precios bebida en una droguería del Casco Viejo

 "El Arenal no puede aguantar está cantidad de puestos, antes estaban más repartidos, cuando yo era pequeña estaban también en la Plaza Nueva", matiza. Y es que este año, se han puesto un total de 235 puestos, 20 más que el pasado año. "Es una pena que esta fiesta haya derivado en lo que es hoy", lamenta.

 "Vivir en el centro de todo el meollo puede parecer una ventaja, y en parte lo es, pero llega un momento que la fiesta se corrompe", lamenta Ignacio. Lleva toda su vida viviendo en la calle Esperanza y coincide con que es un "día complicado para los vecinos". "Las calles se llenan de gente y eso es bonito, pero algunos no saben comportarse y eso ensucia la fiesta", lamenta. "Creo que en parte se han ido perdiendo los valores de la tradición de Santo Tomás para convertirse, desgraciadamente, para muchos, en una fiesta más", matiza.

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Agradece que, a pesar del volumen de gente que se mueve por las calles en esta jornada, "al día siguiente está como si no hubiera pasado nada". "El Ayuntamiento se encarga de que volvamos rápido a la normalidad y eso también se valora", asegura.