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Un paseo por la historia de Bilbao a través del festival Open

Este fin esta semana, 72 ubicaciones emblemáticas de la capital vizcaina están abiertas al público de manera gratuita

En imágenes: El festival Open abre las puertas de su octava ediciónOskar González

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De la mítica foto de Iker Muniain con los brazos abiertos tras ganar la final de Copa en la celebración de la gabarra, que se encuentra en los diques secos del Itsasmuseum, a conocer las entrañas de una de las harineras industriales más importantes de Bizkaia que se conservan a día de hoy, Harino Panadera, para continuar recordando aquellos tiempos en los que la única obligación era la de aprobar las diferentes asignaturas que se cursan durante los trimestres escolares en el colegio público Tomás Camacho.

Dos de ellas, los diques secos y el colegio público Tomás Camacho, han sido dos de las ocho ubicaciones nuevas que pueden contar su historia tras su incorporación en la octava edición que el festival Open celebra este año en Bilbao. El interés de las y los visitantes ha ido en aumento a medida que el día ha avanzado. Antes de las 11.00 horas, únicamente dos personas se han acercado para ver de cerca algunos de lo barcos considerados patrimonio vivo de la capital vizcaina, como Portu y Auntz Mendi. 

El primero de ellos fue una embarcación clave en la historia de Bizkaia. Su función era la de transportar la escoria -residuos o subproductos que se generan durante los procesos de fundición metalúrgicos- que generaba Altos Hornos hasta Punta Galea, lugar en el que vaciaba los depósitos. Por otro lado, el Auntz Mendi cumplía una doble función, remolcar y abastecer de agua a los barcos en el Puerto de Bilbao. 

Estrella de la corona

En esta ubicación es imposible olvidarse de la estrella de la corona, la gabarra. No han pasado muchos meses desde que la embarcación surcó la ría con la plantilla actual del Athletic a bordo. Como no se sabe cuándo será la próxima vez, los voluntarios que se encuentran en la entrada anticipan que la embarcación “será un aliciente para que se acerque la gente hasta aquí”.

A medida que ha avanzado la mañana, la ciudadanía se ha animado a visitar los lugares abiertos al público. En esta dirección, por las calles de la villa se ha empezado a ver cientos de bilbainos y bilbainas que caminan de un lugar a otro con las pegatinas que entregan antes de comenzar las visitas con el objetivo de “contabilizar las personas que entran”. 

Harino Panadera ha caracterizado el barrio de Irala por ser un lugar con olor a pan. En su interior se elaboraba el pan siguiendo el sistema austro-húngaro, un proceso de tres fases: limpieza, acondicionamiento y molienda.

Sala de máquinas

En la planta baja se localizan los motores, en el primer piso los molinos, en el segundo los multitubulares o canales, en el tercero los sasores, en el cuarto los planchisters y en el quinto los ciclones. A día de hoy se conserva el edificio de molienda, construido en hormigón armado.

En su interior, se encuentra gran parte de su maquinaria original, cinco pisos de historia, conservada en buenas condiciones, por la que transitaron “cientos de personas”. El área de planchisters, ciclones y molienda fue lo que más interés suscita entre los visitantes. Destacan especialmente los primeros mencionados, que todavía funcionan, según ha enseñado el guía.

Piso a piso, comenzando por el quinto, se puede ver cómo era el funcionamiento al completo del edificio declarado Conjunto Monumental hace 19 años, en 2005. El planchister era vital ya que es el lugar en el que se clasificaban la mercancía desordenada que llegaba.

Vuelta al cole

El tercer lugar, incorporado este año a la programación, ha sido el colegio público Tomás Camacho. Para los allí presentes ha sido “una vuelta a infancia”. “Hace 33 años que me fui de aquí”, comenta una visitante mientras observa la pizarra “al estilo antiguo” que se mantiene en la clase a día de hoy. “¿Se puede ver el gimnasio?”, pregunta otra mujer, quien ha indicado que “cuando los instalaron”, ella ya había abandonado el centro escolar.

La apertura del colegio no fue tarea sencilla, el guía ha explicado que existían “cartas al director de esa época” enviadas por “alguna madre del barrio” en el que decían que “¿Cómo se puede tolerar una cosa así?, los críos en la calle a la hora de estudiar”. Fue entonces cuando se tomó la decisión de inaugurar el centro escolar, diseño encargado al arquitecto bermeotarra, Pedro Ispizua, quien a día de hoy tiene una placa conmemorativa en el patio del colegio.

En esta dirección han recordado que para comenzar con las clases era necesario realizar un trámite que no llegó “hasta bien entrado el curso”. De hecho, en la visita se recordó que “no fue posible inaugurar el primer curso hasta marzo de 1925”.

Último día

Este domingo será el último día en el que los amantes y curiosos por conocer los diferentes rincones de la arquitectura bilbaina podrán recorrerse la villa para visitar los espacios más emblemáticos de la capital vizcaina. El horario para la jornada de hoy es de 10.00 a 19.00 horas.