La calle Licenciado Poza es un páramo. Este domingo, en torno al mediodía, apenas media docena de personas transitaban por la céntrica vía bilbaina. Las únicas a la vista practicaban el levantamiento de cerveza en algunos de los bares que todavía no habían bajado la persiana. El resto de los locales comerciales, en cambio, tenían el cerrojo bien echado. Todos menos uno, la carnicería Artola, situada a la altura del número 46. “A mí me sale a cuenta”, ha expuesto José Miguel Artola, su gerente. Su apuesta por trabajar en un día no laborable es residual entre los comerciantes de la villa. Tan solo un 11,4% abren sus puertas en el último día de la semana. DEIA ha querido saber cuáles son los rostros que se esconden tras estos datos.
En la carnicería Artola el domingo es un día laborable: “Ahora, no vendo productos frescos salvo que me los pidan”, ha detallado José Miguel. Ahora, El expositor estaba copado por latas de conservas gourmet y las cámaras frigoríficas de embutidos de cerdo ibérico. Con suerte, acaban en la nevera de algún comprador. “Un domingo puedo tener desde cero a ocho clientes. De nada a algo. Y ese algo puede ser sorprendente”, ha explicado el charcutero.
“Para mí es rentable abrir los domingos. Por aquí pasan muchas personas”
Además de para engrosar la caja, el comerciante también decide ponerse detrás del mostrador este día para adelantar trabajo. “Durante el domingo puedo hacer facturas y otras gestiones que el día a día no me permite”, ha indicado. ha reconocido, eso sí, que en Bilbao no “existe una demanda social” que reclame a los comercios extender su horario comercial hasta el domingo. “Esta sociedad no necesita que las tiendas abran los domingos”, ha opinado.
No obstante, las sociedades de otras grandes ciudades como Madrid y Barcelona sí parecen demandar un horario comercial más extenso. Allí es habitual que se dilate hasta el último día de la semana. Al menos, esto es lo que ha trasladado a este periódico Mila Ortún, dueña de la concept store centrada en el diseño vasco Bilbao 48007, ubicada en la calle Múgica y Butrón.
“Durante el domingo puedo hacer facturas y otras gestiones que el día a día no me permite”
Mila considera que si Bilbao realmente aspira a erigirse en uno de los epicentros del turismo en la cornisa cantábrica, tiene que empujar a sus comercios a abrir los domingos. “Los comercios no pueden estar cerrados. Si Bilbao aspira a ser una ciudad cosmopolita, las tiendas han de abrir los domingos”, ha defendido. La ubicación del negocio –a escasos metros del funicular de Artxanda– también determina en buena medida la decisión de Mila. “Para mí, es rentable abrir los domingos. Por aquí pasan muchas personas, las que van a hacer deporte a Artxanda, y es un barrio muy vivo. Hay mucha oferta hostelera y turismo”, ha indicado.
El debate: ¿Por qué es, o no, conveniente abrir los domingos?
El turismo es uno de los motivos por los que ciertos sectores alientan a los comerciantes a no echar el cerrojo los domingos. Entre otras cuestiones, algunas instituciones indican que no son pocos los turistas que se sorprenden al ver que las principales arterias comerciales de Bilbao están cerradas a cal y canto los domingos. Alegan, además, que activar el comercio en la ciudad durante el último día de la semana podría repercutir de manera positiva en aspectos que consideran clave como la seguridad y la limpieza o la oferta cultural.
No obstante, los principales sindicatos vascos por su número de afiliados –ELA y LAB– se oponen a esta idea. De hecho, llevan bastantes años haciéndolo. En 2015 ejercieron mucha presión para evitar que las grandes cadenas que alojan algunas de sus sedes comerciales en la villa abriesen los domingos o los festivos. Ahora, para algunos pequeños comerciantes, en su mayoría autónomos, este debate no existe. Cuando un cliente les pregunta si abren los domingos, siempre responden con un animoso sí.
