Es tiempo de tomar partido y de apostar, pero sin jugar. Y Bilbao, su Ayuntamiento, parece que tiene claro cuáles son las fichas importantes, los jugadores clave para la primera gran final que disputará en 2030. Para entonces, dentro de solo ocho añitos, la villa tendrá que haber reducido un 35% sus consumos energéticos. Lo dice Europa. Es ley. La crisis climática aprieta como también lo hacen los precios al alza del petróleo y del gas por lo que la urgencia en la adopción de decisiones es patente, también para el botxo y sus casi 350.000 habitantes.

A finales del pasado curso ya fue presentada la Estrategia Zero2, una iniciativa para identificar los retos urbanos de la ciudad y las soluciones tecnológicas que ayuden a encararlos con garantías. Ya entonces el hordago era claro: energía limpia y eficiencia energética. Se hablaba de movilidad eléctrica, de economía circular, del ciclo del agua, de la edificación inteligente, de la reducción del consumo energético, de actuaciones en materia de eficiencia en instalaciones municipales… Y poco a poco, día a día y mes a mes, el camino hacia ese horizonte del 2030 se va despejando.

“Nos queda mucho por recorrer, pero el punto de partida del Ayuntamiento de Bilbao es bueno”, se sinceraba Asier Abaunza, concejal de Planificación Urbana y de Obras, Servicios, Rehabilitación Urbana y Espacio Público. Y el propósito es aprovechar al máximo ese margen de mejora para no dejar hueco al derroche ni al desperdicio energético en ningún espacio de la villa.

Al menos en los que tengan carácter público, como el cementerio de Bilbao (en Derio), las cocheras de Elorrieta, comisarías y parque de bomberos… Todos ellos lucen su particular colección de paneles solares, lo que contribuye a que las palabras autoconsumo y autoabastecimiento empiecen ya a ser de uso más común. Fuente de energía inagotable, la luz del sol no solo carga las placas durante jornadas radiantes; también funcionan los días nubosos y de invierno, aunque su rendimiento es menor eso sí. De ahí el interés por este tipo de recurso sostenible, responsable y, llegado el caso, rentable.

Porque sí, también es posible comercializar los excedentes de energía acumulados en las baterías que acompañan a esos paneles. Una idea que ya empieza a tomar cuerpo en el diseño del Bilbao del futuro, tal y como reconoce el propio Abaunza. Las instalaciones de los depósitos de agua son una opción sobre la mesa; equipamientos e infraestructuras nuevas o renovadas como el pabellón de La Casilla o la antigua perrera de Sabino Arana, también. Ahí, precisamente, se ha hecho una instalación de placas solares para autoabastecimiento en principio, pero como apuntaba el concejal “si conseguimos una generación suficiente podríamos incluso ofrecer, no tanto para vender sino para impulsar la creación de comunidades energéticas dentro de Bilbao”.

La fórmula podría decirse que está en fase embrionaria. De momento únicamente existen dos ejemplos en el callejero de la villa. Ambas de iniciativa privada, además. Una en la zona de San Mamés (Edinor) y otra en el entorno de la plaza Pío Baroja, auspiciada por Edp. “Es un tema que hay que estudiar. Hay superficies que pueden dar pie a este tipo de comunidades y generación de energía. La fotovoltaica sí que puede dar margen”, enfatizaba Abaunza. No es la solución para consumos de energía intensivos propios de las industrias, pero sí para el uso doméstico y el abastecimiento de equipamientos públicos. “Es una alternativa que tenemos que considerar”, redondeaba. El Mercado de La Ribera, por ejemplo, ya está analizando esta posibilidad, tal y como ha podido saber este periódico.

Gestión inteligente

De este modo, paso a paso y lugar a lugar, la expresión gestión inteligente de la energía se está popularizando a través de decisiones municipales. “No tenemos una gran presa con un salto hidráulico cerca de Bilbao [hay una minicentral privada en Bolueta que genera lo de un millón de kilovatios al año]; tampoco tenemos espacio donde habitar un gran parque de molinos de viento –hay uno de pequeño formato en las cocheras de Elorrieta– que nos pueda generar energía… Pero con las medidas que optamos, fotovoltaica y geotermia, creemos que podemos seguir avanzando”, insistía en declaraciones a DEIA.

La geotermia, esa otra pieza clave en la estrategia de Bilbao para reducir la demanda energética, suavizar la presión sobre las arcas públicas y al mismo tiempo contribuir al cuidado del medio ambiente, también avanza en la villa. Lo hace en espacios más localizados, aquellos en los que entran las máquinas para construir o reconstruir. Son los casos, por ejemplo, de la Intermodal y los edificios donde operan AsFrabrik, Mondragon Unibertsitatea y Digipen. Esa plaza de las Universidades –en la Ribera en Zorrotzaurre– es precisamente uno de los ejemplos de esa estrategia municipal en marcha de ciudad eficiente.

Cada arqueta que hay en ese espacio abierto es un pozo que, gracias a la temperatura constante del subsuelo ayuda a reducir la demanda de energía de los edificios. Es decir, poner menos la calefacción en invierno y enchufar menos veces el climatizador en verano. “Si a futuro alguno de los bloques residenciales se quisiera conectar al sistema de geotermia lo podrá hacer”, avanzaba el concejal, si bien esa actuación requeriría del acondicionamiento de esas viviendas.

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La confianza municipal en la geotermia como agente válido se ha visto, además, reforzada recientemente con la firma de un convenio entre el Ayuntamiento y la Junta de Concertación de Zorrotzaurre. Gracias al mismo, será posible extender una red de geotermia por toda la isla y, de este modo, servir energía renovable a los futuros equipamientos y edificios que se levanten sobre este terreno. Por ejemplo, el futuro parque tecnológico urbano que se ha planeado construir en este distrito. Las promociones privadas de viviendas en marcha en esa zona están apostando más por la aerotermia, otra fórmula limpia para calentar o enfriar los pisos.

El dato

30%

Consumo. El alumbrado público supone alrededor del 30% del consumo energético municipal.

El apunte

2.901

El Servicio de Alumbrado Público ha instalado 2.901 nuevos puntos led desde 2020. En función de las características y tipología de la luminaria, la reducción de potencia instalada se estima entre un 40% y un 60% de ahorro frente a un equipo convencional.