fotografía de arriba tomada por la empresa Foat que captó un instante en 1956 OlabeagaBasurtoBilbao

Como elementos de referencia actuales, además del curso del Nervión, contamos con el Hospital de Basurto, las barriadas obreras de Santa Ana y Santiago, el puente de Deusto o la Universidad jesuítica aledaña. También hay manzanas reconocibles al otro lado de la actual avenida de Sabino Arana -la franquista entonces José Antonio-, pero poco más. En la imagen destaca la esbelta torre de la monumental iglesia del Corpus Christi que se levantó en la esquina de las calles María Díaz de Haro y Licenciado Poza y que nunca ofició misa alguna. Tras iniciarse las obras en 1946, el templo se construyó casi entero a falta de la cúpula del crucero y los acabados. Pero al final nunca se consagró, fue derribado y dio paso a dos edificios residenciales -los actuales- que guardan en su planta baja el lugar de culto católico.

Ese esbelto campanario era la única construcción en altura entonces en el Ensanche de la villa que se iba poblando manzana a manzana. No se habían levantado aún los tres rascacielos blancos que hoy se asoman a la entrada viaria de la villa, ni los tres pesados bloques residenciales ubicados en frente, los que dan inicio a la calle Juan Antonio Zunzunegi. De hecho, toda esa área delimitada también por las actuales calle Luis Briñas y la alameda de Urkijo, todavía se mantenía virgen de inmuebles.

se habían construido las primeras aulas de las Escuela de Ingenieros y empezaba a conformarse la Feria de Muestras de Bilbao. De hecho, su pabellón principal está a medio construir mientras que al lado se empezaba a conformar la gran explanada abierta que posteriormente albergaría más espacios expositivos. Supuso lo que en la época se denominó como el Palacio para la Industria y a partir de entonces la feria empezó a ser referencia en la vida social y económica de la capital vizcaina. En medio de toda esta vorágine constructiva, el campo de San Mamés.

Un estadio que ya contaba con su tribuna principal y el mítico arco que la sostenía, pero que alrededor del césped carecía aún del resto de graderíos. Un simple muro evitaba a los curiosos ver al Athletic sin entrada, a no ser que se tuviera un amigo o familiar en los edificios residenciales de Luis Briñas con terrazas y ventanas que miraban al césped. Eran unas tribunas tan buenas como la de enfrente.

Garellano es otro nombre clave en esta fotografía. El campo de fútbol, donde ahora sirve la estación intermodal de autobuses soterrada, ya acogía partidos de categorías inferiores. A su lado, bisoños reclutas en las garitas del recinto militar daban el alto a todo aquel que quisiera acceder a los pabellones del Ejército. Unas construcciones alineadas que décadas más tarde albergaron a la Policía Municipal de Bilbao y su parque de Bomberos. Nada de eso queda hoy en día. Cuatro rascacielos blancos y un pequeño parque esperan a que crezca la quinta torre para culminar el crecimiento residencial de Garellano desarrollado en la última década.

Otra ubicación para el recuerdo es el convento de los Capuchinos, el que da nombre a la calle actual ubicada tras las dependencias del Hospital. Un gran solar donado por la familia Novia Salcedo que acogía, además del convento para los frailes, huertas para su sustento y la iglesia para celebrar oficios. Fue un auténtico punto de referencia para la zona. Durante décadas acogió un seminario para futuros sacerdotes y también un noviciado de la orden varios años; además, hubo pantalla de cine parroquial para jóvenes y se convirtió en el centro social en Basurto. Al menos hasta 1976. Los tiempos cambiaban y los frailes tuvieron que abandonar su pequeño feudo celebrando su última misa ese año para dejar paso a las excavadoras.

Mientras, en las orillas de la ría la actividad era febril y fabril. Los Astilleros Euskalduna eran el motor naviero de la villa. Hasta seis barcos eran objetos de tajo para miles de empleados en ese momento. Dos embarcaciones empezaban a construirse en las gradas cercanas al puente de Deusto. Otras dos permanecían amarradas culminando su finalización y dos más estaban en reparación en los diques, cuyo perfil seco se puede visitar hoy a lado de Itsasmuseum.

El último cargadero de Bilbao

Llama la atención otra embarcación, esta vez un carguero esperando a llenar sus bodegas con carbón procedente de las minas cercanas. Está amarrado en Olabeaga, justo al lado del último cargadero operativo en la villa, donde hoy se toman copas y aperitivos casi siempre con un velero amarrado en el pantalán colindante. Como se ve, la hilera de vagonetas cargadas con el mineral esperan pacientemente a desprenderse de su carga formando una larga curva en el entramado de vías existente a media ladera.

Olabeaga entonces era un auténtico nudo ferroviario por el que circulaban a diestro y siniestro convoys cargados de pasajeros por la línea de Cercanías que discurre todavía por la margen izquierda de la ría y que entonces tenía como terminal la desaparecida estación de La Naja. Por la pequeña Noruega también circulaban largos trenes con vagones de mercancías que iban y venían por la trinchera abierta que era entonces la avenida del Ferrocarril y que todavía hoy es visible al lado de los edificios universitarios de Ingeniería.

  • MÁS INFO: Virado en sepia

Aunque el Puerto de Bilbao tenía desplegadas hasta media docena de grúas para el uso de mercantes que atracaban en el muelle frente a la Universidad de Deusto, todavía no había conquistado la Campa de los Ingleses con la futura gran terminal ferroviaria de contenedores. Todavía no se había generalizado esa forma de transporte de mercancías.

En la otra orilla, aunque ya habían empezado las obras del canal de Deusto, las excavadoras no se veían en la zona recogida por la imagen. Zorrotzaurre hervía también de actividad frente al cauce del Nervión con casas de vecinos, muchas de ellas restauradas recientemente, y multitud de pabellones industriales.

Destaca en esa margen derecha el barrio de casas obreras en paralelo que estaban a punto de entregarse ese mismo 1956. Esta parte baja de Deusto se pobló de calles con nombres de provincias colindantes a Bizkaia como Santander, Burgos, Logroño o Araba que hoy continúan en el cada vez menos usado correo postal.

Los más veteranos también recordarán el bosque en forma de media luna que se asoma al cauce y que durante décadas acogió el negocio hostelero conocido como la Cervecera de Deusto. ¡Cuántas rondas de jarras de cerveza y fiestas familiares se celebraron entre sillas y mesas alistonadas asentadas sobre la polvorienta tierra!

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