La isla de Zorrotzaurre se ha convertido en la primera ubicación de Euskadi en utilizar el sistema de biopilas para limpiar terrenos contaminados con hidrocarburos. Una fórmula inédita y ecológica que consiste, básicamente, en mezclar la tierra sucia con materia orgánica, como el compost, y generar pequeñas montañas o pilas donde llevar a cabo el proceso de biodegradación de los contaminantes. La actividad microbiana se estimula, para que vaya más rápido, aireando el montón acumulado y sumando nutrientes y humedad. "En nuestro caso estamos utilizando mayoritariamente estiercol de caballo que, por su riqueza en nitrógeno, fósforo y calcio, ayuda al crecimiento de bacterias y microorganismos, los cuales se comen los elementos químicos contaminantes", desvela el director responsable técnico de la Junta de Concertación de Zorro-tzaurre (JCZ), Juan Carlos Sinde.

Esta entidad, formada por los propietarios públicos y mayoritarios de los terrenos de la isla, es la encargada de la descontaminación de la zona y está utilizando el nuevo método en dos puntos diferentes. El tratamiento más adelantado se ubica en la zona norte, cerca de Tarabusi, y el segundo se está ejecutando en terrenos de la antigua empresa Cadenas Vicinay.

Tras analizar las decenas de parcelas en que se dividió la isla, la mayoría de los terrenos que se han higienizado en Zorrotzaurre han supuesto la extracción del material y su traslado a vertederos autorizados. "Es lo que hemos hecho con los contaminados con metales pesados porque no se pueden tratar de ninguna otra manera, pero no ocurre así con las tierras manchadas con hidrocarburos", explica Sinde. Con buena parte de la superficie ya aseada de la primera fase de la urbanización de Zorrotzaurre,urbanización de Zorrotzaurre la Junta de Concertación ha decidido usar este nuevo método en la parte final del proceso en el que los solares de Vicinay cubren la extensión más amplia. Las biopilas tienen dos sistemas diferentes de tratamiento y se está aplicando los dos.

Así, en la punta norte, la más cercana a San Ignacio, se formaron dos hileras de pilas paralelas a primeros de año muy cerca de la zona de excavación. Un total de 2.285 metros cúbicos, suficiente para cargar 228 camiones con volquete. Para su creación primero se colocó en el suelo una densa lámina de protección, sobre la que se extendió una capa de grava, que, a su vez, fue cubierta por otra tupida tela. Después, en los laterales de la base, se habilitaron unos canales para recoger los liquidos lixiviados que genera el proceso y que así no contaminen el terreno perimetral. "Es encima de esta base sobre la que se va creando la pila con el material contaminado mezclado con las bacterias y nutrientes y componente orgánicos", describe Sinde. Además de las boñigas de caballo también se pueden usar restos de peladuras de plátano o de huevo, que sirven de alimento a los microorganismos.

Las claves de la eliminación de la concentración de contaminantes derivados del petróleo por biodegradación son la humedad y la oxigenación de todo el conjunto. Por ello cada cierto tiempo se riegan los montículos y maquinas excavadoras remueven la pila para que se vaya oxigenando el terreno y no se apelmace demasiado. A una escala mucho mayor "es como cuando se airea la tierra de un tiesto", compara el responsable. Una toma de muestrasen periódica permite conocer el grado de limpieza que va a adquiriendo el conjunto, en un proceso que se puede prolongar en el tiempo de cuatro a seis meses.

La fórmula que se está usando en Vicinay es similar pero en esta ocasión las pilas de terreno, una vez culminadas, están cubiertas por otra tela impermeable y el método de oxigenación, en vez de efectuarse directamente con máquinas excavadoras, se lleva a cabo a través de unos tubos colocados en la base de la pequeña montaña alargada. "El nivel de humedad necesario se consigue retirando parte de la cubierta superior y regando la zona, a la vez que se mete más nutrientes", describe Sinde. En esta zona se han apilado 9.500 metros cúbicos de terreno sucio.

La empresa de cadenas Vicinay es la que pilota esta fórmula de descontaminación "y nosotros nos adherimos a ese contrato, que gestionará un 80% de su terreno, más un 20% restante de parcelas cercanas propiedad de la Junta", especifica Sinde.

El proceso de excavación de los terrenos en Vicinay, que han generado una especie de extensas piscinas, concluyó la primera semana de junio. Una extracción de tierra sucia al detalle ya que se ha realizado por fases sucesivas, en las que se verifica mediante catas que en todos los restos del perímetro no hayan quedado contaminantes. "Ese proceso de comprobación se ha efectuado hasta en dos ocasiones y ya ha determinado su limpieza".

El grado que se alcanza de limpieza gracias a los microorganismos dependerá del tipo de lo duro que sea el contaminante. Hay que tener en cuenta que estos terrenos con hidrocarburos se tienen que llevar a vertedero de residuos peligrosos, si o si. Con las biopilas finalizadas pueden pasar a ser materiales no peligrosos con dos niveles, que vuelta a ser viable o no, ya que llegar a ser inertes es prácticamente imposible. "La clave es que llegue a reutilizable para así devolverlo a la parcela original y cubrirla. Con ello eliminamos el problema de tener que trasladar la tierra contaminada a un vertedero especializado. Este es el objetivo final", destaca.