EL cambio ya está aquí. Parecía que no iba a llegar nunca, que todo eso de los coches eléctricos era un camelo futurista que jamás iba a cuajar. Pero ya están entre nosotros. En la calle, en silencio, circulan numerosos modelos de coches cuyos motores ya no palpitan gracias a los combustibles. Son motores eléctricos. Más silenciosos y, sobre todo, menos contaminantes.
La opción de los vehículos eléctricos estaba ahí desde hace unos años, pero eran (y son) varias las hipotéticas desventajas que se les plantean a los usuarios y que han estado frenando su expansión. La primera siempre es la autonomía. Desde su irrupción a los consumidores les ha parecido insuficiente la capacidad de sus baterías, pero es algo que el avance de la tecnología ha mejorado año a año. Un ejemplo de este temor lo encarnaba ayer David Arranz, un murciano que estos días visita Bilbao y que ayer pasaba por la plaza Euskadi, donde Iberdrola realiza estos días una exposición de las diferentes opciones que los vehículos eléctricos ofrecen en entornos urbanos e interurbanos. “A mí me parece muy bien que avance la tecnología de los vehículos eléctricos, pero creo que deben mejorar en todo lo relacionado con la autonomía, porque parece que se pueden quedar muy cortos, sobre todo para desplazamientos muy largos”, comentaba David a DEIA, “el viaje que estamos haciendo ahora mismo, por ejemplo, nos duraría un mes”.
Pero los coches eléctricos ya no son lo que eran. En la última feria del automóvil en San Francisco, por ejemplo, ya se ha presentado un modelo que alcanza los 400 kilómetros de autonomía. Así y todo, la clave para acabar con esos temores está en poder contar con una red competitiva de puntos de carga en centros urbanos y carreteras. Y en eso, precisamente, está inmersa la empresa eléctrica, que en Euskadi va a instalar los primeros puntos de carga de un ambicioso plan que culminará con la puesta en marcha de puntos de carga a cada 100 kilómetros en las principales autopistas del Estado.
A David le acompaña Isabel, que confiesa que no conoce mucho de los vehículos eléctricos. Además de con turismos de diferentes marcas, los ojos se le van a diferentes modelos de patinetes que no necesitan más que un enchufe para poder moverle por todo Bilbao. “Sí, por Murcia también se ven muchos patinetes, sobre todo los que son solo una plataforma encima de dos ruedas, los utilizan mucho los críos. Pero los patinetes en los que vas con un manillar allí no se ven”.
Ciertamente, los patinetes son toda una moda que también se ha hecho notar en una ciudad como Bilbao. David e Isabel los analizan bien e incluso los prueban en el centro de la plaza Euskadi antes de acercarse hasta el Guggenheim, pero no terminan de contagiarse por la fiebre eléctrica. “Nosotros somos de huerta y no vemos estos patinetes para ir de huerta a huerta”, explica ella. “Es que todo aquello no está acondicionado todavía”, se justifica David.
El transporte eléctrico está aquí. Coches, motos, patinetes... La gama de posibilidades es cada vez mayor y la tecnología conseguirá que los vehículos dependientes de los combustibles fósiles sean solo un sueño del pasado. Eso espera David: “La verdad es que en el futuro todo esto de los coches eléctricos debería ir a más. A mí me parecen estupendos”.