MIRAAAD!!! He conseguido plantar la flor yo solita, sin ayuda de nadie”. Emocionada y con una sonrisa repleta de felicidad, Eider, estudiante del centro de educación especial Eskurtze de Bilbao, plantó con soltura numerosas begonias en uno de los parterres de la rotonda de Ametzola de Bilbao. “Cuando venga con mis aitas les enseñaré lo bonitas que están”, afirmó orgullosa la joven.
Las barreras no deben de convertirse en excusas fáciles para denegar oportunidades de integración social a personas con alguna discapacidad. La clave es conseguir que las virtudes de esas personas, que son muchas, se transformen en opciones para el desarrollo de un proyecto de vida. Eider no se puso el traje de jardinera sola. Lo hizo con la compañía de Bogdam, Sergio, José David, Juan y Sheila, jóvenes que se convirtieron en jardineros por un día. Organizada por el centro Eskurtze, la iniciativa contó con la colaboración del Ayuntamiento de Bilbao y de dos de sus jardineros municipales. “Estoy encantado. No es nada difícil. Es poner un poco de atención”, dijo Juan, mientras escuchaba las indicaciones de los jardineros municipales, José y Óscar.
Fue hace unos meses cuando Garbiñe Gutiérrez, tutora de los estudiantes, se puso en contacto con el Consistorio bilbaino para conseguir organizar un encuentro didáctico de jardinería. El Ayuntamiento no lo dudó y cogió la idea para darle forma y ponerla en marcha. La espera mereció la pena. Como si lo hubiera hecho desde siempre Sergio no dudó en coger la rotabator y trabajar la tierra antes de colocar las flores. “Me gusta mucho. Es divertido”, dijo.
Sheila, una joven con autismo, demostró también una gran habilidad cuando se puso al mando de la máquina con la que alisó la tierra en la que crecerán las begonias de Ametzola. “Preparar la tierra para que esté blandita es importante. Después plantaremos las flores. Óscar se encargará de un parterre y José del otro. Primero, os fijáis cómo se colocan las flores para que luego lo hagáis vosotros”, describió Asier Goitia, comunicador de la UTE espacios verdes de Bilbao.
A ninguno le importó mancharse la ropa. Provistos de guantes, bata y de gorro -para protegerse del sol-, los chavales disfrutaron de una jornada didáctica en la que sintieron ser capaces. “De lo que se trata es de fomentar todas aquellas cosas que pueden desarrollar”, explicó la tutora, Garbiñe Gutiérrez. Y es que, según explicó la responsable del grupo no todas las personas valen para desarrollar todo tipo de trabajos. “Lo importante es saber qué somos capaces de hacer y trabajar en esa línea”, apuntó.
Desde el centro Eskurtze trabajan con ahínco para que los chicos y chicas con diferentes discapacidades puedan desarrollar sus habilidades para que su integración en la sociedad y en el mercado laboral sea posible de una manera lo más natural posible. “Nuestro objetivo es abrirles puertas, no solo al mercado laboral, sino a actividades cotidianas, como puede ser plantar una flores”, explicó Gutiérrez.
Bilbao cuenta desde ayer con un jardín mucho más integrador, adornado de 600 begonias que florecerán, seguro, con más fuerza que el resto de las flores de la villa. La ilusión con la que Bogdam, Sergio, José David, Juan, Sheila y Eider realizaron la plantación de las flores no tuvo precio: “Son unas máquinas. Le ponen ganas. Parece que lo llevan haciendo toda la vida”, afirmó José el jardinero. Los parques y jardines de la ciudad estarán en pocas semanas decoradoras con 80.000 plantas y flores. “Me encantan la s flores y encima poder aprender a ponerlas es todo un lujo”, concluyó Eider.