Bilbao - Agosto de 1948. El bilbaino Martín del Valle, cuando iba con su grupo de Acción Católica a bordo de un barco en peregrinación a Santiago de Compostela, tuvo la idea de lanzar una botella al mar con un documento firmado por todos sus compañeros y una nota. Junto al mensaje, introdujeron en la botella cinco estampas con la imagen de la Virgen de Begoña, patrona de la peregrinación, una por cada misterio del Rosario. La botella recorrió mares, superó tempestades hasta tocar tierra tinerfeña y, entre piedras, fue hallada por Benita y Eusebio, dos vecinos de Almáciga. Begoña Izquierdo es nieta de quienes encontraron, hace casi setenta años, aquella botella.
Mensaje en una botella. ¿Cómo recordaban sus abuelos aquel día?
-Con mucha emoción. Para ellos fue un milagro que la Virgen eligiera Almáciga para quedarse. Ellos estaban recogiendo en la playa lo que dejaba la mar, los maderos... y de repente vieron una botella en un charco, cerrada con el tapón y con algo dentro. No esperaron y la rompieron en la misma playa.
¿Y qué había dentro?
-Unas estampas de la Virgen y una nota. No sabían leer, pero aquello les extrañó.
¿Y qué hicieron?
-Ya por la noche, de vuelta al pueblo, fueron a visitar a la maestra porque querían saber qué ponía en el mensaje.
¿Qué ponía?
-En la nota ponía que eran 35 los peregrinos que se dirigían en barco a Santiago de Compostela. Además, también incluía el siguiente mensaje: Saludan a los que encuentren este mensaje y piden al señor encontrarse en el cielo.
Curioso que la botella fuera arrojada a la mar y no se rompiese...
-Es tan emocionante y sorprendente... Bajó por todo el Atlántico hasta llegar a la punta de Tenerife y entró por una playa que es de roca. No se rompió.
El hallazgo marcó un antes y un después en Almáciga ¿no?
-Sin lugar a dudas. La relación con Bilbao y su gente quedó sellada para siempre.
En su pueblo tienen una réplica de la Amatxu de Begoña.
-Sí y la tenemos gracias a las aportaciones de los bilbainos.
¿Cómo se entabló la relación?
-Fue fruto de la casualidad. Lo cierto es que mis abuelos decidieron repartir las estampas. Una fue para la maestra del pueblo; otra, para el cura; dos, para mi abuelo, y el otro, para un jesuita muy amigo de la familia. Este cura, casualidades de la vida, conocía a otro jesuita, Andrés Arestegi, que era de Bilbao, y cuando este vio la estampa se dio cuenta que era donde él había trabajado. Mis abuelos también se pusieron en contacto con Martín del Valle y le pidieron un cuadro de La Begoña.
La lámina llegó en forma de talla.
-Así fue. En la ermita de Almáciga estaba San Juan pero una vez que llegaron las estampas todo el pueblo se emocionó y querían a La Begoña.
La Cofradía de la Virgen de Begoña recauda dinero para un nuevo templo. ¿Contentos?
-Contentos es poco, emocionados. La ermita donde está es muy pequeña y en 2006 empezamos a levantar una iglesia para La Begoña. Pero se necesita mucho dinero. Todavía queda mucho por hacer.
Bilbao y Almáciga, para siempre unidos.
-Para siempre. El destino quiso que vuestra Amatxu, tan querida en Bilbao y en Bizkaia, viajase a Almáciga por mar y nos bendijera. Desde que mis abuelos hallasen la botella Bilbao y Almáciga quedaron unidas. Este pueblo estará siempre eternamente agradecido. Si me permites me gustaría agradecer el apoyo muy especialmente al obispo, Mario Iceta, y a Javier Diago.