Pequeños gigantes del coleccionismo
El museo vasco acoge por primera vez las colecciones en miniatura de los personajes de todo euskal herria
D AN mucho juego. Esto es lo que opina Susana Aribayos sobre los 94 pequeños gigantes que coleccionan sus dos hijos: Beñat y Luken, de 8 y 6 años. Su afición por estas figuras de goma, viene desde que Beñat, con tan solo un año, vio por primera vez a los Cabezudos y Gigantes en Aste Nagusia. Fue en ese momento cuando comenzó a jugar con cualquier figura. Todo ello queriendo simular que él era el propio gigante mientras imitaba sus característicos bailes. Desde entonces, su hermano pequeño, Luken, ha heredado la afición por el coleccionismo de su hermano mayor. Juntos juegan y disfrutan coleccionando los gigantes de todo Euskal Herria.
Ambos forman parte de Erraldoien Ondalan Konpartsa y ayer se reunieron en el Museo Vasco para inaugurar, junto a sus compañeros, la primera gran concentración de txikigigantes nunca antes vista en Bilbao. “Hasta hace poco teníamos que ir hasta Pamplona a comprarlos. Ahora en Bilbao ya hay dos tiendas que también los venden y los adquirimos aquí”, confesaba la madre de estos dos txikigigantes apasionados de los muñecos de goma.
Los pequeños coleccionistas llevaron consigo dos de sus miniaturas más preciadas con el objetivo de llenar el espinazo de un enorme dragón que se preparó para la ocasión con estos conocidos personajes en tamaño reducido. Además, lograr las parejas de cada gigante es todo un reto para ellos. Tal es su pasión por ellos que se los demuestran a sus padres “ahorrando dinero de su paga para comprarse uno o varios”, aseguraba Aribayos.
Pero Beñat y Luken no son los únicos pequeños gigantes de su cuadrilla que coleccionan estas peculiares figuras. Gerard, otro de sus compañeros, lleva hasta el momento algo menos que sus otros dos amigos. Cuenta con 81 figuras, pero asegura que este número habrá crecido para cuando haya terminado el año. “Nosotros también hemos tenido que ir hasta Pamplona e incluso hasta Estella para comprar la gran parte de sus muñecos”, afirma su madre Ana María García, mientras ve a su hijo divertirse montando uno de los gigantes que se encontraban en el lugar de presentación.
Las dos madres coinciden en apuntar que en sus cumpleaños e incluso en Navidad tienen el regalo asegurado. Los pequeños no se fijan más que en los pueblos que les faltan para seguir con su colección. Para ellos, jugar con estas figuras ya es algo secundario. También es una manera fácil y educativa para aprender y conocer diferentes pueblos de Euskal Herria. Se ha convertido en el principal elemento de aprendizaje y diversión. “Nos gusta porque además de jugar con ellos, aprenden por ejemplo pueblos de Navarra. Y es también historia porque cada personaje representa un pueblo diferente”, asegura García.
bailar jugando El formar parte de una konpartsa como Ondalan ha despertado en ellos nuevas inquietudes. 15 niños de entre 6 a 10 años acuden cada jueves a las actividades que se organizan para ellos donde se les enseña a montar y a bailar algunos de personajes, como el pilotari. Son gigantes recientes, de hace 10 años, y ellos disfrutan, y eso se plasma en su amplia colección. “Admitimos a todos los apasionados de los gigantes”, afirma Igor Díaz, de la junta directiva de Ondalan.
Gracias a esta primera concentración, los niños han tenido la oportunidad de exponer sobre la mesa del Museo Vasco su principal entretenimiento. Algo que hasta ahora en Bilbao no había tenido lugar. “El reunir a los niños ha sido una excusa para mostrar que existen métodos diferentes para aprender y divertirse”, asegura Amaia Mujika, responsable de Etnografía del Museo.
El único requisito que debía cumplir este primer acto era el de asistir con una pareja de gigantes por persona, incluyendo en la base sus nombres. No fue tarea difícil. Solo había que exponer una de sus figuras más preciadas. Dicho y hecho. Todos los apasionados de coleccionismo asistieron acompañados. Porque no solo se divierten jugando, también aprenden, por eso dan “mucho juego”