Aquello de distinguir turistas por un atuendo caracterizado por la combinación de sandalias y calcetines ha quedado un poco anticuado... Lo que difícilmente pasará a la historia es la posibilidad de diferenciar a los miembros de este colectivo por recorrer las calles cámara en ristre. Bilbao fue ayer una ciudad muy fotografiada, con miles de visitantes atentos a cada detalle que para los autóctonos pasa inadvertido, como parte de su cotidianidad. El Casco Viejo, El Arenal, Azkuna Zentroa o las inmediaciones del Guggenheim fueron los puntos calientes en una jornada amenizada por basque FEST. El buen tiempo, además, animó a disfrutar de la intemperie en el comienzo de una Semana Santa que vaticina muy buenos datos: desde el Consistorio aseguran que en los días previos las consultas en las oficinas de Bilbao Turismo se han incrementado un 28% con respecto al año pasado.
Aprovechando que no ha de pagar alojamiento, Paks se ha desplazado desde Huesca para pasar unos días en la capital vizcaina en casa de dos amigas. “Es la segunda vez que vengo, me gusta un montón”, revelaba esta joven, como diría una turista fidelizada, después de sacarse una foto simulando ser una trontzalari en el photocall dispuesto en la carpa del Txoko Gourmet, que fue inaugurado ayer. En esta segunda visita le ha tocado ampliar horizontes y subir las escaleras de San Juan de Gaztelugatxe, pero lo que más disfruta es “el ambiente que hay en la calle”. Laura y Katrina, sus amigas, que también son de Huesca, asentían a su lado, dando a entender que prevén muchas más jornadas como embajadoras de Bilbao.
“A falta de lluvia... ¡troncos!”, gritaba a escasos metros el animador de la exhibición de troncos en la zona dedicada a los herri kirolak frente a un nutrido público que le reía las gracias. En ese grupo estaban Marta y Joan, acompañados por sus hijas Alexia y Carla, una familia llegada desde Tarragona. “Estamos alojados en un apartamento en Zumaia, en realidad solo hemos venido a pasar el día”, confesaban. Entre los enclaves imprescindibles en su excursión citaban el famoso museo de titanio y la antigua Alhóndiga. “Nos llama la atención todas las canciones que se saben los vascos”, decía Marta.
Las estadísticas que atestiguan que Madrid y Catalunya son las comunidades de las que más visitantes proceden no son casualidad. Maleta en mano, a punto de subir a una pensión ubicada en el Casco Viejo, Daniela y Josep se delataban con un acento catalán inconfundible. Su decisión de venir a Bilbao en Semana Santa ha sido de última hora. De hecho, consiguieron reservar una habitación doble el último día, a un precio de ganga. “Nuestra idea es hacer algo de surf. Nos han hablado de Zarautz y también de Mundaka”, aseguraban estos jóvenes, menores de 20 años, que esperaban encontrarse una ciudad más similar a su Barcelona natal. “No es como me esperaba, pero me gusta”, concedía Daniela sonriente.
Año tras año se confirma que el turismo estatal gana por goleada en Semana Santa, pero tampoco es desdeñable la cifra de extranjeros que acuden en estas fechas. Nick y Jacqueline Falzon, un matrimonio procedente de Malta, demostraban en El Arenal que lo de sacarse selfis no es cosa de adolescentes. “Estamos gratamente sorprendidos con la ciudad. Antes de venir era poco lo que sabíamos de Bilbao, solo conocíamos Santiago de Compostela; pero la recomendaremos sin duda”, aseguraban mientras declaraban que en su país de origen, muy católico, también es festivo el Viernes Santo. “Los niños, además, suelen tener dos semanas de vacaciones”, revelaba Jacqueline, trabajadora del ámbito de la enseñanza.
Basque Fest
“Antes de llevarlo a la Zurriola, ¡esto era la playa de Bilbao!”, vociferaba subida a una farola de El Arenal una de las actrices de los recorridos teatralizados sobre la historia de la villa. A su alrededor se congregaron decenas de personas dispuestas a escuchar la versión más divertida de una visita guiada, no en vano, es una de las actividades programadas por basque FEST que más éxito cosecha. “¿Veis ese funicular rojo que baja por ahí?”, inquirió la actriz señalando la ladera por la que desciende el centenario transporte. “Eso es Artxanda. Ahí por las noches... ¡Expediente X! ¡Porque -si hay niños que no lo escuchen- se mueven los coches!”, argumentaba mientras los adultos que entendían el chascarrillo, muchos de ellos bilbainos, se desternillaban.
Tal y como prometieron desde el Ayuntamiento de Bilbao, el festival Basque Fest desplegó ayer su artillería pesada con una programación que cada año trata de superarse. La carpa del Txoko Gourmet, donde durante estos días se realizarán catas para 2.000 personas, fue inaugurada con la presencia del alcalde Juan Mari Aburto. Según señaló, basque FEST es “una apuesta estratégica” del Consistorio. “Con el festival, queremos que Bilbao se convierta en el mejor plan para disfrutar de estas fechas festivas”, destacó. Respecto a la carpa recién inaugurada de 1.500 metros cuadrados aseguró que permitirá disfrutar de la gastronomía vasca, que es “atractiva para los que vivimos aquí y también para los que vienen de fuera”.
A su lado, Xabier Ochandiano, concejal de Desarrollo Económico, aseguraba en relación al turismo que “las expectativas son buenísimas, los datos de la ocupación en los hoteles son estupendos, por encima del 90%. Estamos a pleno rendimiento”. Asimismo, garantizaba que “en las oficinas de Bilbao Turismo, en la Plaza Circular y en el Museo Guggenheim, en los días previos a las jornadas puramente festivas ha habido un incremento del 28% de atención a turistas. Eso ya te da la medida”.
Respecto a los gremios que se nutren directamente de la actividad turística, cabe destacar los 234 establecimientos de hostelería adheridos a basque FEST. Las terrazas del Casco Viejo, repletas, daban buena cuenta del tirón de una de las prácticas con más adeptos entre los visitantes: ir de pintxos. Mientras tanto, los comercios abiertos en las Siete Calles de la ciudad eran escasos, si bien se anunció que setenta establecimientos de la zona abrirían durante toda la Semana Santa.
Hosten, una tienda de diseño danés ubicada en la calle Correo, es una de las que tenían la persiana abierta. “Nosotros abrimos todos los domingos y festivos”, comentaban al otro lado del mostrador dos dependientas, mientras atendían a la gente que entraba y salía. “Es rentable porque suelen venir muchos turistas, estos días previos también se ha notado mucha gente en la calle”, añadían. La experiencia de Nuria López, de la perfumería Enjabonadas, se resumía de forma distinta: “He abierto porque ha sido un mes malo, pero solo he hecho una caja de cuatro euros”. Asimismo, esta comerciante desveló que “es habitual que los guiris traten de regatear”, una costumbre que le resulta ofensiva. “No sé si en el Levante se hace, pero aquí no. Esto no es Marruecos”, manifestó, asegurando que sus clientes naturales son bilbainos.