Bilbao - El proyecto del segundo puente que conectará la futura isla de Zorrotzaurre con el resto de Bilbao dio ayer un paso de gigante con la licitación de las obras efectuada por el Gobierno vasco.
El Boletín Oficial del País Vasco recoge la convocatoria del concurso lanzado por Visesa, la sociedad pública encargada de la construcción de viviendas sociales y que se hizo responsable de este proyecto dentro de los acuerdos cerrados en el seno de la comisión gestora de Zorrotzaurre.
La segunda conexión en forma de viaducto se ubicará en San Ignacio, a la altura de la calle Islas Baleares, y permitirá dar movilidad a la punta de la isla más alejada del centro de Bilbao.
Las obras salen a concurso por un montante de 9,6 millones de euros, sin IVA, y un periodo de ejecución de 17 meses. Dos previsiones que pueden bajar en sus guarismos debido a las rebajas de tiempo y precios con la que las constructoras están acudiendo a los escasos concursos de obra público que se publican.
El plazo para presentar las ofertas concluye el 10 de marzo, las plicas abrirán en mayo y se espera que en junio se pueda adjudicar los trabajos con los que las primeras máquinas se podrían ya ver en julio o agosto. La construcción de este nuevo paso, que se une al de Frank Gehry ya en servicio, requerirá rellenar parte de la orilla de Zorrotzaurre en la que se construirá el estribo donde se asiente el viaducto.
Un paso de acero que va a ser muy sencillo y ligero en su concepto ideado por los ingenieros Enrique Elkoroberezibar y Sergio Saiz de la empresa LKS donde dos piezas curvas laterales de color blanco sostendrán todo el conjunto apoyándose en ambas orillas. Los arcos se elevarán suavemente sobre el tablero hasta una altura máxima de tres metros.
El puente servirá tanto a vehículos como a peatones. Medirá 75 metros de largo, sin apoyos en el cauce, y el tablero contará con anchura total de 28 metros. En este espacio se habilitarán 6,7 metros de calzada para dos carriles de tráfico rodado, 7 metros más para dos carriles exclusivos que utilizarán los autobuses públicos, otros 2,5 metros para un bidegorri y casi nueve metros donde se ubicarán las dos aceras peatonales de 4,4 metros cada una.
Se ha pensando que el puente sea una tribuna para los transeúntes más curiosos. Por ello los peatones contarán con unas barandillas de vidrio irrompible rematadas con un pasamanos de forma ondulada que invite a apoyarse y recrearse en la contemplación de la ría.
El suelo de las aceras tendrán un pavimento de madera sintética de color gris y para el alumbrado general se han diseñado dos columnas de 12 metros de altura cada una situadas en ambas márgenes del puente ayudando a esa imagen de limpieza que se ha querido dar al viaducto. A ello ayudará así mismo la iluminación específica prevista para los arcos. El puente está proyectado para permitir el paso de la avenida máxima de la ría y para facilitar el desagüe, tendrá al menos un metro de resguardo inferior en un tramo de 40 metros de anchura centrado en el canal.
2019